Por Miguel Ángel Pérez Pimentel
La plaza comenzó a llenarse. Las ferias de los pueblos siempre esperan y, esta vez, mereció la pena. Bares y terrazas llenos a punto de claudicar cuando comenzó el pregón que daba el pistoletazo de salida a la feria de Hinojosa. Antes de que el personal se aturdiera por el calor sofocante de este final de agosto el alcalde de Hinojosa, Matías González, saludó a los presentes en la Plaza de la Catedral. Después del recuerdo al hinojoseño ausente -figura indispensable de las fiestas-, pasó a presentar al pregonero de esta Feria y Fiestas de San Agustín.
Una persona “participativa” -dijo el alcalde-, noble, buena y generosa, añadió. Luis Fernández Fernández, de 36 años, es un tipo peculiar, noble como dije, que destaca por ser hoy en día el presidente de la Asamblea de Cruz Roja en Hinojosa (cargo que no olvidó cuando pidió: “una feria accesible para todos”), pero es mucho más. Llenó de alegría, recuerdos, cariños y te quieros un pregón cargado de miradas a la infancia, a las ferias de antes y a las vivencias donde los colodros, como dijo, pudimos sentir el respeto y la lealtad que nos tenemos (o que nos faltan). Hizo memoria de su niñez y de las noches de feria donde los padres llevaban la cena atada de filetes empanados para poder gastar la peseta en atracciones y cacharritos. Afirmó que la vida cual río que va a dar al mar, que decía Manrique, lo llevó a moverse entre los feriantes y casetas de una generación nueva que le dio la vuelta a una feria que bailaba el Johnny Techno Ska de Paco Pil o el Serenade del enormérrimo Devil came to me de Dover; y que aunque distinta, le dio sabor y salsa a una semana que al hinojoseño le encanta.
Son otros tiempos, ni mejores ni peores. Gracias a esa experiencia, Luis dejó caer como se convirtió en empresario de la feria y fundó con un grupo de amigos la interminable Chacke-Chacke -un pilar de la feria hinojoseña hoy en día- sin olvidar las casetas de su infancia y juventud: Arrequetefó, Tunantona, Tekken -que tan suya fue- , Zimbawe o la Bastilla. No se dejó atrás a la magnífica Coco-Loco o a las actuales Burladero, Catamarán o Ibicenca (pueden verlas si nos visitan, no hay casetas tan elegantes y decoradas en toda Andalucía) que recogen el legado de su feria y que hoy por hoy es la nuestra. Esa generación que nuestro pregonero puso encima de la mesa y que ha hecho distinta, no mejor ni peor si no distinta, a la feria de Hinojosa. Es una feria que no “tiene miedo a los cambios” -dijo el pregonero-. “La feria es vuestra” -que reza el título-, y es nuestra porque, amén de la juerga gitana, la feria son los puestos y ambulantes de la calle Corredera: los del marisco, el cuero o el clásico turrón de Rosendo; es también la feria del “Sapito o el Superdinosaurio”; la del, como no se le olvidó al pregonero, autónomo que aún “va a dar una vuelta a su negocio” o la del que aun estando en fiestas “trabaja” pero la vive.
Este magnífico pregón feria, tan cercano, tan campechano -como es Luis- nos dejó a todos los hinojoseños con la sensación de que esta feria es tan nuestra como de todo el que nos visite estos días, de que podemos vivirla cómo y cuándo queramos porque es una de las mejores ferias de Los Pedroches. Rematado el pregón con una espectacular proyección sobre la fachada de la Catedral de la Sierra y un castillo, enorme, de fuegos de artificio, junto con el tradicional desfile de gigantes y cabezudos, los hinojoseños por boca de nuestro pregonero, Luis Fernández, dimos por inaugurada la Feria y Fiestas de san Agustín 2017. No se la pierdan, porque la feria es suya.
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