Nubes y claros, lluvia y frío. “Un día típico de matanza”, explicaba Antonio Escribano, encargado de dirigir el proceso y la exhibición del despiece, picado y aliñado de los productos de dos cerdos de bellota 100% ibéricos sacrificados para la celebración de la XIX Fiesta de la Matanza y de la Artesanía Popular de Villanueva de Córdoba, que tuvo lugar durante la jornada del sábado en el recinto ferial del municipio. Escribano, que conoce todo el ritual y guarda la sabiduría ancestral relacionada con esta tradición, hacía referencia a lo desapacible de la jornada pero agradecía estos días de lluvia, que “ojalá continúen”. Sin embargo, a partir de las 14:30 comenzaron a abrirse claros y la afluencia de público fue elevada gracias sobre todo a que el cambio de ubicación –de la Plaza de España al recinto ferial- permite un mayor aforo y eso se notó a partir de las 15:00 horas, momento en el que la carpa estaba repleta de público.
De este modo, cientos de personas pudieron disfrutar y degustar los productos derivados del cerdo ibérico que se consumen en estos días, como el molondrosco, que es la masa del embutido pasada por el fuego antes del ‘embuado’ en la tripa. La venta de productos agroalimentarios comenzó a las 11:30 y siguió por la tarde, mientras que las degustaciones comenzaron a las 12:30 horas a precios populares gracias a los establecimientos encargados este año de montar las barras, que fueron Los Encinares, El Teatro, El Ruedo, Ventorro de Pasi y Wake up 84.
A las 14:45 tuvo lugar el acto institucional, en el que el alcalde, Isaac Reyes, destacó el trabajo de aquellas personas vinculadas a la tradición, al campo y la cultura más genuina de Villanueva de Córdoba. En este marco, se rindió homenaje a la matancera mayor de este año: Alfonsa Luna Cepas, quien recibió un reconocimiento muy emotivo rodeada de su familia y amigos después de toda una vida dedicada a una actividad que corre el riesgo de perderse si personas como Alfonsa no transmiten toda su intensa sabiduría.
El contrapunto musical de la jornada lo pusieron el grupo Jara y Granito y el grupo de Participación Activa de Mayores, que cantó jotas para el baile del grupo de danzas tradicionales Verde naranjo. Otras de las grandes novedades de la jornada fue la visita a la torre de la Iglesia de San Miguel. Decenas de personas pudieron contemplar desde esta atalaya privilegiada la inmensidad de la dehesa de Los Pedroches. Rutas de senderismo, paseos en coches a caballo por la dehesa y degustaciones de dulces junto a actividades para los más pequeños completaron el programa de la fiesta.
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