Potenciar la gastronomía como recurso turístico es una constante en numerosos municipios de la provincia y es una apuesta continua de Villanueva de Córdoba. La localidad viene realizando actividades que pongan en valor su gastronomía como las diferentes rutas de la tapa que organiza a lo largo del año, aunque es quizás la Fiesta la Matanza la que eleva todas esas iniciativas a otro nivel por permitir conocer los entresijos de la elaboración de algunos de los productos más demandados del cerdo ibérico. Una fiesta que se acerca a sus dos décadas de vida en la localidad jarota y que volvió a demostrar que goza de un buen estado de salud porque fueron muchas las personas que se acercaron a conocer los pormenores de lo que es casi un ritual gastronómico que se mantiene en numerosos hogares de la comarca de Los Pedroches. La elaboración de productos derivados del cerdo ibérico se sigue manteniendo como elemento para mantener las despensas de muchos hogares donde los secretos de esas elaboraciones han pasado de generación en generación.
Por eso, uno de los momentos más emotivos de la Fiesta de la Matanza llega con el nombramiento de la Matancera Mayor, que este año recayó en Francisca Tamaral Coleto reconociendo su lazos con esta tradición gastronómica, así como la sabiduría popular que atesora. Antes de eso, los centenares de personas que disfrutaron de la Fiesta de la Matanza y de la Artesanía de Villanueva de Córdoba pudieron asistir al encendido de la candela y a cada uno de los preparativos que implica sumergirse de lleno en una matanza. Toca preparar las especies, la maquinaria, los utensilios y las herramientas para la elaboración del chorizo, el salchichón o la morcilla, elaboraciones que luego podrán ser degustadas como el molondrosco, conocido en otros municipios de la comarca, como las tajaillas.
A lo largo de más de dos horas y con la matancera mayor como maestra de ceremonias, el público pudo conocer todo el ritual y también la forma de vida en casas y cortijos recalcando Tamaral esa forma “como ejemplo de la lucha por la subsistencia porque con la matanza se llenaba la despensa para las familias todo el año”. Además, el público más curioso pudo preguntar cualquier duda y conocer las explicaciones de primera mano, de las mejores manos, las que atesoran años de trabajo en diferentes matanzas por lo que se conocen todos sus secretos.
Además, este año la programación contemplaba la elaboración de dos platos matanceros, hamburguesas de chorizo y albóndigas ibéricas realizadas por la Asociación de Mujeres “Nuevo Amanecer” y el Centro de Participación Activa de Mayores, respectivamente. Y es que con una materia prima de tan alta calidad, las posibilidades gastronómicas y su diversidad se multiplican. Nadie de los asistentes escapó a esas degustaciones o a las elaboradas por los establecimientos hosteleros que se vendieron a precios populares. Todo ello, en el marco incomparable de la Plaza de España.
Inculcar la tradición a los más pequeños
El esfuerzo de esta iniciativa no se limitó a exponer las posibilidades gastronómicas y la tradición de la matanza, sino que también se busca que los más pequeños se acerquen a estos procesos, que aunque presentes van perdiendo fuerza entre particulares. Por eso, también se organizó un taller de elaboración de productos matanceros para niños de entre 6 y 12 años. Una forma de que los más pequeños conozcan tradiciones de sus antepasados y lo hagan, además, de una manera participativa.
Pero no solo la gastronomía marcó la jornada ya que también hubo espacio para la música con las actuaciones del grupo de Folk Jara y Granito, y los grupos Zambra y Abril. Paralelamente, los asistentes también pudieron disfrutar de las diferentes rutas guiadas a espacios como el Museo de Historia Local o el Refugio de la Guerra Civil como parte del patrimonio de Villanueva de Córdoba.
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