La junta local de la Asociación Española Contra el Cáncer se volverá a hacer presente hoy en las calles de Pozoblanco y las teñirán de lazos rosas que ayuden a la concienciación sobre una enfermedad que se ha convertido en el tipo de cáncer más frecuente en la mujer, con una incidencia anual de más de 22.000 casos en España, lo que se traduce en el 28,5 por ciento de todos los tumores femeninos. La mayoría de los casos se diagnostican en edades comprendidas entre los 35 y los 80 años, pero la franja mayor de riesgo está entre los 45 y los 65 años. Además, las tasas de incidencia están aumentando lentamente en España debido, probablemente, al envejecimiento de la población y al diagnóstico cada vez más temprano. Para cerrar el capítulo de datos, una de cada ocho mujeres presentará esta enfermedad a lo largo de su vida.
Unos datos que maneja la junta local de Pozoblanco que se ha convertido en un grupo de amigas. Hoy, en el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, nos acercamos a esta asociación a través de su presidenta, María Jesús Arias, y Guadalupe Molina, que sufrió este tipo de cáncer hace veintiséis años y que hoy presta su testimonio porque sirve de espejo para quienes se enfrentan a ese proceso. La distancia en el tiempo, en esta ocasión, no es obstáculo sino que sirve de conexión y como relata Guadalupe «casi siempre que viene una persona que ha sido operada conectamos, sin hablar. Te ven que llevas mucho tiempo y eso siempre da ánimos, vale con una mirada para darnos cuenta de que hay algo que nos une».
Guadalupe relata su experiencia con la fuerza que le da haberla superado y también el de servir de reflejo a otras mujeres. «Me di cuenta yo misma porque se me inflamaba un pecho y fui al médico, no se lo dije a nadie por no alarmar y porque creía que eran figuraciones, pero cuando fui al médico me dijeron que no, que no eran figuraciones mías, que estaba ahí», cuenta. Después se repite el ciclo, quimioterapia y enfrentarse a una operación en la que «me vaciaron el pecho, que luego me reconstruí. Se afronta regular porque es muy duro verte sin un pecho, pero hay que tener optimismo porque es un proceso largo. Cuando te dan la noticia te quedas un poco como perdida y no es hasta que te vas metiendo en pruebas cuando te vas dando cuenta de lo que te puede traer».
Hablan del cáncer sin tapujos, sin eufemismos, y animan a hacerlo a quienes viven en esta lucha, pero también entiende a aquellas personas que viven la enfermedad en un mayor silencio. Por eso afirman que no es mucha la gente que se acerca a la asociación y dejan claro que sus puertas están abiertas y que allí no se van a encontrar a un grupo de personas sumergidas en el dolor y que viven en el lamento. Todo lo contrario. Se respira vida a través de las vivencias compartidas, de las tardes de risas, de las jornadas de trabajo, se respira vida hasta cuando toca afrontar las pérdidas de quienes se han convertido en amigas. Y en ese capítulo este año ha sido duro, pero toca seguir saliendo a la calle a concienciar a la gente.
Por ello, hoy ponen lazos rosas y no se olvidan de dejar claro que en la prevención está la clave. Se echan las manos a la cabeza cuando hablan de gente joven que «no ha ido a revisión nunca» porque «detectarlo a tiempo es fundamental para que los daños sean menores, para que el proceso sea más llevadero». Y en el contexto de esa necesidad celebran cada 19 de octubre como una fiesta para hacer visible esta enfermedad. El resto del año siguen trabajando y reivindicando mejoras, como por ejemplo que las mamografías comiencen a realizarse a los 45 años, en lugar de a los 50 como se hace actualmente.
El año pasado se atrevieron a bailar, este han realizado un video de testimonios para ponerle cara a la enfermedad y el viernes saldrán a las calles de Pozoblanco para teñirlas de rosa. Mientras tanto recuerdan que para estar en la asociación solo hace falta solidaridad y empatía y por eso sus puertas siempre están abiertas a aquellas personas que buscan un refugio o que simplemente quieren sumarse a luchar contra el cáncer.
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