Para todo pregonero hay un punto de partida, una llamada. Bien es cierto que esa llamada se sustenta en un bagaje que consigue poner de acuerdo a un colectivo sobre los méritos de una personalidad para erigirse en la voz de una colectividad aún mayor. Este año, la llamada reservada al capitán de la Cofradía de la Virgen de Luna, Juan García, tenía un destinatario, Antonio García Herruzo, y la misma misión, encomendarle el ser pregonero de la Romería de la Virgen de Luna.
“Ha sido uno de los momentos más fuertes de mi vida”, explica el pregonero cuando se le pregunta por ese momento. Aparecen entonces palabras que suelen ser comunes, alegría, incertidumbre, responsabilidad, pero se impuso la emoción porque con “la voz algo entrecortada” Antonio García Herruzo aceptó el que para él es un “alto honor y una enorme responsabilidad”. Por delante un deseo, estar a la altura, y muchas historias que el pregonero encuadra en la Historia de la Virgen de Luna. No es difícil adivinar que la historia será parte incuestionable de un pregón que tiene una dedicatoria clara. “A mis recordados y amadísimos padres, Domingo e Isabel, porque me legaron como preciosa herencia el tesoro de la fe y el amor por Pozoblanco, mi pueblo, y por todos los pozoalbenses y sus ancestrales costumbres”.
Pregunta: ¿Qué significa para usted ser pregonero de la Virgen de Luna?
Respuesta: Ser pregonero de la Virgen de Luna, de una Romería centenaria, es una oportunidad única para todo pozoalbense que se precie de serlo. Para todo tarugo es un grandísimo honor y una alta distinción que espero merecer. Con el corazón en la mano confieso, con toda sinceridad, que siempre esperé esta electrizante experiencia, pero a la par es un maravilloso ensueño hecho realidad, un hito más en mi vida felizmente alcanzado a mis setenta años de vida.
P: Me dice que esperaba esta designación.
R: Sí, pero como pozoalbense al que han distinguido con algo, para mí es un acto de reconocimiento como tarugo. Que me hayan encargado este pregón es una alta distinción porque yo amo muchísimo Pozoblanco, me escucharán decir mucho nuestro Pozoblanco, porque mi sentir es con los demás. Tenemos que hacer una comunidad de afectos hacia Pozoblanco porque saldrá hacia delante como pueblo si todos empujamos hacia la misma dirección.
P: ¿Qué le une a la Cofradía de la Virgen de Luna?
R: Como es sabido toda mi obra versa sobre la riquísima historia, a veces olvidada y otras veces mal contada, de Pozoblanco, de nuestro Pozoblanco. Esta centenaria leyenda de la aparición de la Reina de la Jara siempre ha suscitado en mí mucho interés, devoción y cariño porque entramos en el corazón y el alma de la más antigua, ancestral y arraigada vivencia religiosa de todos los pozoalbenses. Es el corazón mismo de la idiosincrasia pozoalbense, no se puede estudiar la idiosincrasia pozoalbense sin contar como capítulo principal la Romería de la Virgen de Luna donde se unen tradición, historia y leyenda, una serie de parámetros que nos definen como tarugos singulares.
A la cofradía me une la admiración y una eterna gratitud porque al cabo de los siglos sigue siendo la conservadora del fuego sagrado que conserva, aviva y purifica la fe y la devoción de todo un pueblo y a la par una celebración que es ritual de nuestra sin igual vivencia mariana. Estamos ante una Romería, además, que va floreciendo año tras año en la intimidad del espíritu pozoalbense.
P: ¿Qué vivencias personales tiene de esa Romería?
R: Hablaré de ellas en el pregón, pero son las vivencias de gente de la década de los 50, yo nací en 1949, y son vivencias entrañables, son familiares, tocan la fibra más sensible porque son vivencias con los abuelos, la madre, el hornazo, el arroyo hondo, la llegada a la ermita, detalles como el tocar de la campana, las explosiones de las escopetas. Es decir, hay un cúmulo de sentimientos que afecta a todos los sentidos, es un espectáculo visual el ondear de la bandera, la Virgen subiendo y bajando con los braceros. Pero también se da un espectáculo para el olfato con esas comidas que se consumen en el santuario y con la pólvora, por supuesto, recuerdo que de niño el olor a pólvora tenía un atractivo enorme; el gusto con los famosos hornazos. Es una explosión de todos los sentidos. Mi semblanza que hago de la Virgen de Luna es una llamada a la emotividad, y en la salsa de esa emotividad pongo leyenda, historia, tradiciones, costumbres y, sobre todo, la fe, una fe entrañable de los pozoalbenses hacia la Virgen que se remonta ya 800 años cuando el rey Fernando III El Santo entra aquí en 1236 con sus franciscanos y se dedican a evangelizar este valle.
P: Habla de un espectáculo que afecta a todos los sentidos, ¿ha variado la forma de percibir esas sensaciones?
R: Ha cambiado y mucho, lo diré en el pregón con cierto atisbo de tristeza, ya no están los mismos olores o los mismos sonidos. Ya no se ven bailar los corros en la explanada, ni se escuchan los cánticos de corros que eran preciosos y bellísimos, solidarios y empáticos; en los corros reinaba la empatía, todos los que nos dábamos la mano nos dábamos algo más, había algo electrizante que nos encadenaba a todos. Cambia la música, el espectáculo visual cuando ves las tiendas con juguetes, esas discotecas, sin querer arremeter contra nadie, pero creo que ciertas cosas no vienen a cuento en una romería. La Romería, lo digo fuerte, alto y claro en el pregón, está deshumanizada, está en la órbita del progreso, pero nuestras raíces, nuestra semblanza pedrocheña la vamos perdiendo poco a poco. Ves sevillanas en lugar de jotas, somos una cultura invadida, es una Romería venida a menos donde el progreso va avanzando, pero la tradición ancestral se va perdiendo.
La entrevista prosigue y de esas vivencias personales de su niñez se pasa al trabajo que ha marcado toda su vida. Antonio García Herruzo se declara un “enamorado de mi tierra, cuando hablo de mi tierra me refiero a Los Pedroches. Conozco la comarca profundamente porque todo mi trabajo ha sido de investigación de nuestras tradiciones, costumbres. Todo mi bagaje cultural está dedicado a la investigación, a la investigación documentada porque debo de poner mi queja de que hay algunas tradiciones o costumbres que han sido alteradas. Esto es como una mentira que se cuenta muchas veces y en muchas ocasiones las tradiciones han perdido su ser porque se han desvirtuado”.
Ese bagaje le hace ser al pregonero autor de varios libros y le sitúa en la complejidad que entraña dejar aparcada esa forma de escribir para afrontar otra, la de escribir un pregón. “Hacer un pregón para tanta gente y tan variopinta tiene una solución muy fácil, utilizar un lenguaje que todo el mundo entiende que es el de los sentimientos”, apunta y avanza detallando que “la dinámica del pregón tiene mucho de empatía con el oyente, cuando escribo un libro hablo en primera persona, pero la dinámica de un pregón busca empatizar con el oyente, te pones en su lugar y estableces cierta química”.
Esa conexión la intentará establecer a través de la Virgen de Luna, incuestionablemente, pero también de otros elementos como ese cariño hacia Pozoblanco o la Historia, que tratándose de García Herruzo no podría faltar, sería renunciar a parte de sí mismo. “No puedo hacer en un pregón una cátedra de Historia, la voy a dar a modo de pantallazo, pero sí voy a contar ciertas cuestiones porque, por ejemplo, pasamos por el Pozo de San Diego que tiene su propia historia que hay que conocer o de cómo el camino de la Virgen de Luna fue cordel de la Mesta”. No quiere abusar de esta disciplina, pero tiene claro que lo que “sí quiero hacer es dejar como leyenda lo que es leyenda”.
P: Me hablaba antes de esta entrevista de la importancia de los lugares
R: Es que no se pueden obviar los lugares porque van parejos a la romería, quién es capaz de desvincular la Virgen del Rocío con el propio Rocío, con las marismas, con el polvo del camino. Pues lo que yo hago es que esos lugares los voy documentando, la Pisá del moro, la Venta Caída, el Pozo de la media Legua, esos lugares hay que mencionarlos porque esos lugares tienen una gran historia.
P: ¿Qué historia de la Virgen de Luna le queda por escribir?
R: El tema de los pleitos es un tema que no he querido ahondar mucho porque hubo un escritor, Juan Ocaña, que en El Cronista del Valle lo pasa muy someramente, nadie tira piedras a su tejado. Tengo para hacer un libro de 300-400 páginas de los pleitos con Villanueva de Córdoba, se gastan en dinero lo que no tenían y hay hasta una queja. Ese es el libro que me falta por escribir, por supuesto, todo ello documentado porque los documentos están ahí. Todo se resuelve en 1683.
P: ¿Y cree que todo esto está salvaguardado, seguro en su transmisión?
R: No se conoce y no hay interés, ese es el problema y lo que a mí me duele. Me duele profundamente que se reste importancia a estas cosas, es lo que critico yo a estos tiempos nuevos, la gente no se preocupa en preguntar el porqué de las cosas. Ha fallado algo, o que no hemos sabido explicarlo o que no han sabido escuchar. Me duele que haya cierta frivolidad, pero es que vuelve a decir que en la Romería está la idiosincrasia de la comarca, la fe, la tradición y la historia.
Antonio García Herruzo entonará su pregón el viernes 14 de febrero, día en el que inscribirá su nombre al lado de otros treinta y dos pregoneros y pregoneras, los que les precedieron en esta tarea. Su vinculación a la Virgen de Luna, más allá de su estricta relación personal, continuará porque espera que en 2020 vea la luz un libro donde se unirán las plumas del propio García Herruzo, Juan Bosco Castilla, Juan Bautista Carpio, José Luis González y el que fuera cronista de Pozoblanco Manuel Moreno.
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