El delegado de Medio Natural y Carreteras de la Diputación de Córdoba, Francisco Palomares, ha visitado el municipio de Pedroche para conocer una nueva ruta del programa Paisajes con Historia, la Ruta del Granito, que debe su nombre a que aglutina en un solo recorrido elementos como la Piedra Merendera, las canteras de granito del Arremoral o los muros de piedra seca, declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018.
Palomares destaca de esta ruta que “tiene una distancia de 8 kilómetros y es un recorrido fácil que se puede hacer a pie, en bicicleta o a caballo. Posee un alto valor paisajístico porque atraviesa grandes extensiones de dehesa en la que domina la ganadería en extensivo, sobre todo ovino y porcino. Además, se puede observar la red de caminos públicos de la zona norte, delimitados por las paredes de piedra seca y numerosos afloramientos de rocas”.
Por otro lado, señala el diputado provincial, “también posee valores históricos, ya que está datado un asentamiento de época romana del que no quedan vestigios, también una de las cruces de término dispersas por los alrededores de Pedroche y la ermita de Piedrasantas, enfrente de la cual está el Centro de Interpretación de las Siete Villas de los Pedroches”.
Descripción de la ruta
El inicio de la ruta se encuentra en la ermita de Piedrasantas, junto al arroyo Santa María, desde donde se toma el camino de Dos Torres a Torrecampo en dirección este hasta encontrarse con el camino de las Trijuelas.
Por esa camino se llega a una bifurcación en la que se enlaza con el camino del Pozo de Saavedra, por el que se continuá hasta llegar al cruce con el camino que va paralelo al arroyo del Arremoral y que conduce de nuevo al camino de las Trijuelas. Siguiendo por éste en dirección sur se completa la parte circular del recorrido para volver a la ermita de Piedrasantas. Antes se deja atrás el Pozo Concejil de Birotes.
La zona destaca por la variedad de tipos de rocas que se encuentran en ella, rocas que han servido para construir una extensa red de cercados de piedra seca, construcciones que permitieron aprovechar un material que es muy abundante y que, en ocasiones, dificultaba las labores propias del campo. La mayoría de ellos datan de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Con el cercado se pretendía delimitar y separar la parcela propia del resto y también afirmar la propiedad sobre el terreno. Se extendieron, sobre todo, por la zona central y oriental de Los Pedroches, con vocación ganadera.
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