«Mamá, papá, hay gente que pasa hambre?» Esta pregunta salió de la inocente mente de Hugo, un pequeño de siete años que entre sus juegos, la realidad ideada y la que se impone, y su día a día vio como en la televisión se hacían un hueco «las colas del hambre» como otra cara de lo que está dejando una pandemia que también le ha cambiado la vida a ellos, a los más pequeños, a pesar de su capacidad de adaptación. Un problema, el no tener para comer, que Hugo asociaba a países muy lejanos como dejó intuir en una pregunta que derivó en una charla familiar donde los padres de Hugo intentaron explicar esa realidad que envuelve a gente no tan lejana.
Como suele ocurrir, las preguntas no cesaron y hubo una que se convirtió en la definitiva: «Mamá, ¿qué podemos hacer?». No valía cualquier respuesta, no servía hacer lo que otros años donando juguetes para ayudar a los Reyes Magos en su reparto por todas las casas, eso Hugo ya lo tenía asimilado como algo consustancial a cada diciembre. Los ojos y la mente de Hugo habían topado con un problema diferente y él quería una respuesta a la altura. Fue entonces cuando su madre, Carmen González, se comprometió a buscar una iniciativa que consiguiera mitigar en parte la situación por la que están atravesando muchas familias. Un proyecto que lo llamó «La sonrisa de Hugo» porque aquella pregunta que fue el germen de todo asomó un deje de tristeza en el rostro de su hijo.
Carmen González es profesora del IES Antonio María Calero de Pozoblanco donde imparte clases al alumnado del Ciclo de Grado Superior en Educación Infantil y al del Grado Medio en Atención a Personas en Situación de Dependencia. Ellos, los jóvenes a los que diariamente da clases se convirtieron en los primeros cómplices de este proyecto porque «de otra forma no generaría valores en mis alumnos, los conceptos se aprenden, los valores hay que vivirlos». Pero, en ¿qué consiste «La sonrisa de Hugo»? Hablamos de un proyecto solidario que tiene como fin último tender una mano a quienes acuden a buscar refugio en dos asociaciones del terreno de lo social de Pozoblanco, Acuide, a través de su comedor social, y Cruz Roja.
Para ello, Carmen y su alumnado trabajan en una primera fase marcada por la búsqueda de patrocinadores, empresas y personas que quieran sumarse a esta idea aportando acciones solidarias en forma de productos o servicios que son donados para elaborar una gran cesta que posteriormente será el objeto de deseo de una rifa cuya recaudación irá a parar a estas dos asociaciones. La historia de Hugo y de Carmen, aderezada con el trabajo de un alumnado que se ha volcado, ha encontrado aceptación entre empresas, colectivos y personas que se suman aportando su granito de arena.
Ahora esa primera fase del proyecto apura sus últimos días y deja un amplio camino para la colaboración, que en definitiva se traducirá en muchas sonrisas, empezando por la de ese pequeño que demostró su inquietud ante una realidad que quizás no alcance a comprender, pero que es lo suficientemente dura como para dejar un poso de tristeza. Por eso, todas aquellas empresas, colectivos o personas que quieran colaborar pueden hacerlo poniéndose en contacto con Carmen González a través de las redes sociales del IES Antonio María Calero o el propio centro educativo (683 24 96 19).
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