La víctima de los presuntos abusos sexuales sufridos por parte de cuatro miembros de «la Manada» en Pozoblanco en mayo del 2016 ha ratificado su denuncia de los hechos mientras que todos los testigos, principalmente amigos de ella y de los acusados, han recordado vagamente lo ocurrido, según informa Efe. En la segunda sesión del juicio por abusos sexuales contra Alfonso Jesús Cabezuelo, José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero y Jesús Escudero, que ayer se negaron a ofrecer testimonio, la víctima ha ofrecido, según su abogado, una declaración «clara y contundente» que ha tenido lugar a puerta cerrada.
Fuentes de la acusación particular han explicado a los periodistas que la víctima, que ha declarado tras una mampara para no tener contacto visual con los acusados, ha ratificado la declaración que hizo ante el juez instructor y los agentes policiales que investigaron el caso. Las fuentes han asegurado que la chica ha contestado a las preguntas de todas las partes y ha dejado claro que en ningún momento dio su consentimiento para que se le grabaran imágenes de los hechos.
En la sesión del juicio han prestado declaración amigos de la víctima y de los acusados y muchos de los integrantes de los chat de mensajería instantánea «La Manada» y «Peligro» donde se colgaron los vídeos que muestran los presuntos abusos sexuales. La decena de testigos que pertenecían al grupo «Peligro» han declarado que «no recordaban» el contenido del vídeo o si lo recibieron, ni tampoco si hicieron comentarios sobre el mismo tras la visualización.
Una amiga de la víctima que estuvo con ella esa noche ha relatado que «bebieron» en la discocaseta donde conocieron a los acusados pero que no estaban «mal» y que cuando salieron del local la chica le dijo que «se iba con los chavales» que habían conocido ya que la iban a «acercar» hasta su casa. Otro de los amigos que llegaron con la víctima hasta la feria de Torrecampo ha señalado que en el interior de la caseta la vio tomarse una copa con uno de los acusados y al día siguiente le contó que éste la había «echado a patadas del coche». También ha manifestado que cuando estaba con ella antes de entrar el local hubo un momento en el que se cayó al suelo, y cuando al día siguiente la víctima le enseñó una foto de un moratón en una de sus piernas él le comentó que podía haber sido por la caída. Por otro lado, 0tro joven ha asegurado que el día siguiente la víctima lo llamó «muy asustada» y le dijo que la «habían violado» antes de colgarle el teléfono, si bien continuó la conversación por mensajería instantánea donde él le recomendó que denunciara y ella le dijo que sentía «vergüenza» porque «no sabía quien había sido».
Una vez acabada la sesión de hoy, el abogado que ejerce la acusación particular en nombre de la víctima, Blas Arévalo, ha dicho a los periodistas que la joven «se ha ratificado en lo fundamental», aunque «puede haber alguna cierta laguna en algunas cosas intrascendentes». Ha señalado que «tenemos que tener en cuenta que hace ya de esto más de tres años, pero, en lo básico, se ha ratificado en todo» y ha añadido que había sido «clara» e, incluso, «en ciertas preguntas ha dado rasgos que ocurren en estos tipos de delitos». A su juicio, se ha tratado de una «declaración coherente y que no admite ninguna duda ni discusión», mientras que ha dicho que «la falta de memoria es algo que no podemos corregir» ante las vagas explicaciones de los testigos.
Por su parte, el abogado defensor de los acusados, Agustín Martínez Becerra, ha destacado tras la finalización de la sesión que «la memoria de los testigos es bastante frágil y prácticamente ninguno se acordaba de nada». El letrado ha preferido «no entrar a valorar la declaración de la denunciante» y ha insistido en que se centra en hacer un juicio «sobre la licitud de las pruebas», y no sobre los hechos, debido a que la joven «no sabe nada de lo que sucedió dentro del vehículo» en el que supuestamente sufrió los abusos. El fiscal pide tres años de prisión para cada uno de los cuatro acusados al considerarlos autores de un delito de abusos sexuales, así como otros cuatro años como supuestos autores de un delito contra la intimidad
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