La Asociación de Fibromialgia del Norte de Córdoba (AFINORC) ha vuelto a apostar por la realización y planificación de las Jornadas que comenzaron a celebrarse el año pasado y que en estos días viven su segunda edición. A través de ponencias, que se convierten en interesantes debates entre profesionales y pacientes, y diferentes talleres, la Asociación pretende acercar esta enfermedad a la ciudadanía, así como seguir con las actividades que vienen uniendo a los integrantes de este colectivo que avanzan “compartiendo experiencias”.

El encargado de abordar las complejidades de esta dolencia fue el médico de familia, Félix Igea, estrechamente unido a la Asociación y que abordó la Fibromialgia de una manera didáctica y sencilla para exponer sus principales vertientes. Igea arrancó exponiendo que la Fibromialgia es una enfermedad porque “está definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la dificultad que pone al paciente para adaptarse al medio”. Del mismo modo, avanzó que “es una enfermedad no maligna pero muy incapacitante que conlleva un sufrimiento personal, familiar y social. Es un problema complejo porque es crónico y afecta a la esfera biológica, psicológica y social, además de tener un difícil diagnóstico y una baja respuesta ante los medicamentos”.

Igea abordó también esa complejidad desde el punto de vista de que es una enfermedad que es difícil diagnosticar porque conlleva “una ausencia de afección orgánica demostrable y no hay una prueba diagnóstica objetiva, lo que provoca escepticismo”. Del mismo modo, explicó que “aparece la frustración ante las demandas múltiples y frecuentes y una desconfianza por la vinculación de las personas que pueden padecer fibromialgia con hipocondría o neurosis”.

Unas sensaciones que fueron refrendadas por el público que asistió a estas Jornadas, muchos con una enfermedad que presenta síntomas como el aumento de sensibilidad al dolor que pueden ir acompañados de fatiga, alteraciones del sueño o trastornos de memoria. El diagnóstico, según afirmó Igea, se determina cuando el paciente presenta un dolor crónico que supera los tres meses, que es generalizado –en más de tres sitios de los cuatro cuadrantes del cuerpo- y cuando el paciente presenta mayor sensibilidad al dolor en once de los dieciocho puntos sensibles que tenemos.

Diferencia entre pacientes

“Hay tres tipos de pacientes según la depresión y ansiedad que presenta, el nivel de catastrofismo del paciente y su nivel de control del dolor y, por último, la sensibilidad ante el dolor que presentan”, determinó el médico de familia. En cuanto al tratamiento, Igea avanzó que hay que realizar programas de ejercicios –doce semanas, con ejercicio aérobico, mientras que no se recomienda el uso de terapias experimentales o alternativas de ningún tipo.

“Los fármacos tienen una eficacia muy limitada”, apuntó para continuar afirmando que lo que necesita una persona con fibromialgia es “una información adecuada sobre el diagnóstico, pronóstico y las alternativas terapéuticas”, además de que se “evalúe el nivel de depresión y de catastrofismo”. Igea apostó también por “realizar intervenciones educativas bien diseñadas, ya que pueden mejorar algunos parámetros de resultado por la importancia de compartir las experiencias en grupo”.