Las Olimpiadas Rurales de Añora son una de las pruebas más codiciadas en la comarca de Los Pedroches y son muchos los grupos que quieren formar un equipo para vivir esta experiencia. Eso ocurrió en el seno de la Fundación Prode cuando un grupo de personas pertenecientes a la entidad decidieron que querían ser partícipes de un fin de semana que se vive de otra manera. Después de valorar todas las opciones y plantear el trabajo y esfuerzo que conlleva la participación, la Fundación se decidió a dar el paso y conformó un equipo de personas usuarias, profesionales y voluntarios. Luego llegaron los entrenamientos y este año la recompensa en forma de adoquín, el premio que se otorga al equipo que queda en primera posición en cada una de las pruebas. Este año, los mizos fueron para ‘Los Gafiques’.
Alfonso Yun y Marisa Soliva, profesionales de la Fundación Prode, son dos de los veinte integrantes del equipo, una familia que se extiende hasta más de 70 integrantes con más de medio centenar de animadores que se trasladaron hasta Añora para dar fuerza a su equipo. Ellos nos cuentan todos los detalles vividos, las experiencias acumuladas y las sensaciones experimentadas. Alfonso Yun relata que la participación supone “una oportunidad de sentirnos incluidos, de demostrar que, aunque tengamos capacidades diferentes nosotros también podemos disfrutar de las Olimpiadas”. “Hemos demostrado que podemos competir como el resto de equipos, sintiéndonos un olímpico más”, explica. Mientras, su compañera destaca la “gran alegría” que ha significado volver a estar una vez más en un fin de semana donde la competición corre a cargo de los juegos tradicionales.
Un mes antes de la cita, los integrantes del equipo empezaron los entrenos con dos sesiones a la semana, un esfuerzo que valió la pena porque los resultados hablan por sí solos: un adoquín en los mizos y una subida espectacular en la clasificación final. Sin embargo, los dos participantes destacan por encima de todo el ambiente y el poder ser uno más. “Lo que más nos gustó fue el ambiente, participar con un equipo mixto donde éramos uno más sin etiquetas. Además de pasárnoslo en grande, muchos nos decían que si hubiese un adoquín al equipo que más ha disfrutado sería para nosotros”, explican. Además, también destacan “la buena relación que tenemos entre nosotros y el hecho de conocer a más gente.
Luego tocó subir a la foto final en la entrega de premios, codearse con todos los premiados, porque la prueba de los Mizos llevó su nombre. «Fue algo histórico. Porque el que tengamos discapacidad no significa que no podamos conseguirlo. Y lo hemos conseguido gracias a cada uno de los miembros de estos grandiosos Gafiques Porque nos han hecho creer en nosotros mismos y que con esfuerzo y tesón todo es posible», nos explica Alfonso Yun. “Cuando nos dieron el adoquín fue una gran alegría. Y cuando lo tenía en mis manos era lo mejor porque por fin ganamos una de las pruebas”, cuenta su compañera de equipo.
Pero hay más premios, porque para Alfonso “el verdadero premio ha sido cuando alabaron la labor de la Fundación para la inclusión e integración de las personas con discapacidad”.
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