Una de las frases que más he escuchado desde que desarrollo mi labor profesional en Pozoblanco es aquella de trabajar por «volver a poner a Pozoblanco en el lugar que se merece, para que vuelva a ser lo que siempre ha sido». Si soy sincera, no sé cuál es ese lugar al que se refieren casi siempre los políticos -aunque en los últimos tiempos este enunciado también lo he escuchado de ciudadanos de a pie- lo que sí tengo claro es que en nuestro municipio nos hemos acostumbrando a las funciones sin fin con demasiada facilidad.
Normalmente suelo esperar al fin de la Feria Agroganadera para mirar algo más allá y contar esas cosas que no suelen quedar reflejadas en la información oficial, las que se ven saliendo de los actos programados y observando los movimientos de todos los protagonistas. En esta edición me he adelantado porque con la ración y sesión del espectáculo que tuvimos ayer creo que ya es más que suficiente. ¿Lo peor? Que todo estaba más que escrito y que nada, o casi nada, se salió del guión establecido.
Y como estamos acostumbrados, voy a resumir. Cualquier acto de cierta entidad que se precie en Pozoblanco se ve enturbiado por las protestas, legítimas dicho sea de paso, de la Policía Local. Ayer fueron las estrellas en la foto de la inauguración, hasta ahí se colaron. Lejos de entrar en su reivindicación, lo que está claro es que la situación empieza a cansar ya a mucha gente y me da a mí que una persona tan seria como es el presidente de Covap, Ricardo Delgado Vizcaíno, está más que harto del «lastre» en el que en algunas ocasiones se convierte el Ayuntamiento. Pero dejando a un lado mis apreciaciones, ¿no se ha planteado Pablo Carrillo hacer algo al respecto? Ayer muchos miembros de la comitiva oficial se echaban las manos a la cabeza de lo que estaba ocurriendo, no por el hecho en sí, sino por la falta de previsión del primer edil pozoalbense. ¿Tan complicado es retomar las negociaciones y que ambas partes cedan para acercar posturas? En fin, que la función ya tiene su charanga -sin que lo que de charanga vaya con menosprecio-.
Y luego estuvo la otra parte. La Feria Agroganadera es un acto INSTITUCIONAL y como tal se le aplica un protocolo que hay que seguir, entre otras cosas, porque hay quienes trabajan porque ese protocolo funcione. No creo que los invitados en el día de ayer a la inauguración de la Feria lo fueran por ser quienes son, sino por ostentar el cargo que tienen y representar a quien representan y en un acto institucional se representa a la ciudadanía, por lo tanto, las escenificaciones hubiera sido mejor dejarlas para el lunes, que toca pleno.
En fin, que no sé donde estuvo un día Pozoblanco, no sé si fue ese pueblo de señorío que mucha gente reconoce, lo que sí tengo claro es que esa imagen está muy lejos de lo que hoy somos o, al menos, dejamos ver y la imagen que se proyectamos no es la mejor para los intereses del municipio. Y aquí que no se enfade nada porque, por suerte o por desgracia, quienes nos representan tienen en sus manos la imagen que se proyecta de nosotros mismos. Lo dicho, lo que fuimos un día y lo que somos.
Somos lo que siempre fuimos.
Aquí, ahora. Siempre