Tres años son los que la Hermandad Servita no hacía Estación de Penitencia y no podía ser de otra manera en la celebración del año Mater Dolorosa. Puntual, con la ilusión y el brillo en los ojos de todas sus cofrades se ponían en la calle esperadas por muchos, pues se trata de un conjunto especial en muchos sentidos. Hablamos de una cofradía exclusivamente de mujeres, que año tras año continúa en su maravillosa labor de trabajo y esfuerzo que supone sacar todo el cortejo a la calle.

Son muchos los que dicen que en ocasiones la calidad es mejor que la cantidad. Pues ayer por Pozoblanco se vivió esto y todo lo contrario. Frente a lo numeroso de sus hermanos de Martes Santo, la Hermandad Servita sale a la calle con un reducido grupo de nazarenas, con cubrerrostros y sin él, lo cual no significa que se esté llegando al fin de la corporación, todo lo contrario. Año tras año, y con gran trabajo diario, la edad de quienes acompañan a Ntra. Sra. de Los Dolores va disminuyendo y esto no es más síntoma de una regeneración y de un futuro muy prometedor.

Grata sorpresa la que le tenían preparada ayer a su salida del templo de Santa Catalina de Alejandría un grupo de niñas, con algún chico entre ellas. Precioso regalo el canto que le hicieron para despedir a la madre dolorosa y desearle así buen recorrido por Pozoblanco.

Algo rápida, la Señora de Los Dolores lució espléndida en una noche despejada con una luna que brillaba, con un exorno floral arreglado y repensado para la elegancia y sencillez que la caracteriza y para que su palidez luciera, si cabe, aún mas bella por las calles por las que pasa.

Lo de ayer no fue nada más que el resultado de un trabajo intenso y diario que nunca queda atrás. ¡Enhorabuena!