Dentro de las actividades que se han realizado esta semana en nuestro pueblo, con motivo del Día de la Discapacidad, hemos realizado un concurso de cuentos y mascotas en el que han participado muchos de los niños de los colegios de la localidad. Uno de los cuantos premiados se titulaba «El gato que tenía seis patas».

Iba el cuento de un planeta en el que todos los gatos, como es normal, tenían 6 patas y había uno diferente, raro, que tenía cuatro patas. Ese gato tenía auténticos problemas de adaptación e integración en ese planeta tan normal. Pero tenía un amigo, tigre, que le ayudaba a integrarse y peleaba para que gato de cuatro patas pudiera tener una vida feliz con el resto de los gatos.

Cuando gato de cuatro patas se integró y pudo desarrollar sus habilidades, el resto de los gatos le reconocieron su valía y le nombraron embajador para visitar el resto de los planetas. En un viaje como embajador llegó a un planeta extraño donde, de una manera sorprendente, todos los gatos tenían cuatro patas. Por supuesto, decidió quedarse allí el resto de su vida, en ese planeta donde la diferencia entre los gatos la marcaba el carácter o personalidad de cada una pero nunca una cosa que en otros planetas llamaban «discapacidad».

En Pozoblanco hay un planeta que yo visité el viernes donde hay muchos gatos de todos los colores, con patas para todos los gustos y en él conviven de una manera armoniosa y demostrando cada una de sus inmensas capacidades, todo esos gatos… y hasta algún tigre que quisiera ser gato. Se llama PRODE ese planeta.

«Alguien hizo un círculo para dejarme fuera, yo hice uno más grande para incluirlos a todos».