Lo escribí una vez y se podría volver a escribir. Manuel Marín, alférez-abanderado de la Virgen de Luna durante tres décadas está en el ideario colectivo de muchas generaciones pozoalbenses cuando piensan en la romería de la patrona de su localidad. En octubre de 2022 decidió dejar ese puesto, las miradas se centraron en él, pero la rapidez con la que gira la vida hizo que «nos olvidáramos» de alguien que después de treinta años ondeando esa bandera vive ahora sus romerías como un hermano más. La cofradía no quiso olvidarse en un año que será especial de todas las maneras posibles, porque Manuel Marín es el pregonero de la romería, pero lo es en el año en el que la Virgen de Luna será coronada canónicamente. Y eso es algo muy especial para una persona de entrada «tardía» en la cofradía, pero de entrega incuestionable. Quizás tocaba hablar del pregón y hablamos poco del pregón, porque con Manuel Marín es más fácil hablar de la cofradía de la Virgen de Luna, de sus historias, de sus «secretos», de sus aciertos y errores. Y eso, probablemente, sea hablar de su pregón porque, a buen seguro, nacerá de la sapiencia adquirida en un archivo que maneja, de la experiencia y de esas décadas de ser casi un notario. 

Pregunta: Muchos pregoneros dicen aquello de la sorpresa que supuso la llamada para proponerle esa decisión. No me creo que usted no esperara esa llamada. 

Respuesta: Sabía que tarde o temprano, alguna vez, tendría que ser. Es más, cuando uno sale de un sitio al que le tiene mucho apego tiende a verlo todo bajo su punto de vista. Sabía que esto iba a ser. ¿Cuándo? Eso no lo sabía. Pero sabiendo esto sí tengo que decir que cuando recibí la llamada del capitán ni se me ocurrió, a pesar de que por la fecha podría pensar que se estaba eligiendo pregonero. Pero no voy a mentir, estaba en mi cabeza que algún año podría ser. 

P: Va a ser pregonero en el año en el que la Virgen de Luna va a ser coronada canónicamente, en el que se cumplen 150 aniversario de la imposición de las llaves de los sagrarios de los dos pueblos y 50 años de la revista que edita la cofradía. ¿Podría ser también un regalo envenenado esto de ser pregonero en 2025 o lo deja en regalo a secas? 

R: Creo que ha coincidido todo en que yo sea pregonero, creo que tenían pensado que este año iba a ser. Crear esa expectativa me está presionando mucho, no obstante voy a hacer lo que tengo pensado, con la tranquilidad de que esta es mi cofradía, que tengo una historia y la voy a contar. Es un regalo que me han hecho, claro que lo es. La coronación es muy importante, pero el pregón es algo distinto a eso, es pregonar las fiestas de la Virgen de Luna que yo, por mi trayectoria, conozco. Creo que por ahí viene mi designación. También es cierto que cada cierto tiempo, procuramos que la perspectiva de la romería se vea desde el punto de vista de la cofradía, porque es algo totalmente diferente. Entiendo que todo ese conglomerado ha influido en mi designación. 

P: ¿Qué significa personalmente para usted ser pregonero de la Virgen de Luna? 

R: Es una satisfacción tremenda. Es un premio que me dan, un orgullo de decir, he sido y he ocupado ciertos cargos y ahora como culmen soy pregonero de la Virgen de Luna, con todo lo que ello implica afectiva y socialmente. Para mí es algo muy importante. 

P: Sus treinta años como alférez-abanderado estarán presentes, imagino, en el pregón. ¿Cómo será esa relación? 

R: He sido una persona que he sido mediática en el sentido de que la referencia mediática de la Virgen de Luna es esa bandera desplegada y un hombre moviéndola. Esa es una de las imágenes de nuestras fiestas, lo que vende, pero eso son dos días. La cofradía, su día a día, es otra cosa, una cofradía además que representa a Pozoblanco. Para mí ha sido importante, me ha dado un reconocimiento, y tiene que estar muy presente en mi pregón. Digamos que yo soy de vocación tardía, entré en la cofradía a los 24 años, con una historia en mi familia con mi padre siendo hermano, pero yo no viví intensamente eso por circunstancias personales. Otras circunstancias, que contaré en el pregón, me llevaron a la cofradía y me enamoré. Me involucré tanto que a los dos años de estar en la Junta directiva me proponen como alférez-abanderado, esa vivencia interna que tengo y mi historia personal con la cofradía tengo que contarla. Va a ser parte del pregón, una parte importante, cómo hago ese proceso, cómo evoluciono, cómo la bandera, va significando para mí porque hemos tenido una relación muy personal. Mis obligaciones como alférez-abanderado, mi afectividad, cómo lo ha respetado mi familia, todo eso muy importante, sin olvidar el aspecto espiritual. 

 

Digamos que yo soy de vocación tardía, entré en la cofradía a los 24 años, con una historia en mi familia con mi padre siendo hermano, pero yo no viví intensamente eso por circunstancias personales

P: ¿Dónde se encuentra el origen de su devoción por la Virgen de Luna? 

R: Mi madre, también es algo muy personal, quería que fuera hermano de la Virgen de Luna, yo le decía que no. En mi casa se ha vivido, lo que ocurre es que yo me fui y no participé de eso, antes no se venía como ahora. Desde los 11 a los 23 años para mí la Virgen de Luna fue nula, la romería, otra cosa es espiritualmente, la representación de la madre de Dios. La decisión viene a partir de los 23-24 años en los que me involucro, descubro la historia de la cofradía, cómo a través del tiempo se ha transmitido una tradición que sigue viva. He participado también mucho del archivo, lo he ordenado, y todo eso me ha permitido descubrir cosas impresionantes. Una de las cosas de las que más orgullo estoy es haber podido ver y tener los manuscritos de los hermanos que se van apuntando a la cofradía cinco días después de que finalice la Guerra Civil, son cincuenta y dos manuscritos. Documentos de otra índole que me han enriquecido muchísimo, lo he vivido tanto, es un proceso que habla de una cofradía que evoluciona, pero que se involucra con su pueblo. Y sobre todo es que vives la intrahistoria de la cofradía, vives la historia, pero también todos esos movimientos sociales que se van estableciendo, vas conociendo las tensiones, cómo se desarrolla todo. 

P: Justo le iba a decir que se le resisten pocos secretos de esta cofradía. 

R: Pocos, de mi tiempo y de los anteriores porque al haber estado en el archivo conozco muchas cosas de las que han sucedido. Conozco toda la historia de Pozoblanco y Villanueva, yo he asistido a todas las reuniones, sé los motivos de las tensiones, cómo se ha llegado a acuerdos, cómo se han resuelto las tensiones. La historia de la cofradía la sé, las tensiones de poder, las tradiciones familiares. He hecho un resumen en la revista y una de las preocupaciones es que todos esos grupos se sientan representados. En el pregón voy a poner de relieve la figura de Felipe Sánchez porque durante un tiempo fue el alma de la cofradía. 

P: ¿Me puede decir qué ocurrió en las otras dos ocasiones en las que se intentó la coronación? 

R: Llegamos a un consenso entre las dos cofradías. Se empieza a hablar en 1969, desde ese año es una constante hablar de coronación, hay acuerdo en que debe de haber coronación porque esa imagen es lo que ha hecho que durante siglos haya habido una relación espiritual del pueblo con la imagen. La Virgen de Luna crea identidad en ambos pueblos y ha habido tensiones, pero hay dos cosas irrevocables: el santuario de la Virgen de Luna está en término municipal de Pozoblanco y el santuario pertenece a la parroquia de Santa Catalina, es una prolongación. Eso es irrefutable. Hubo una época, a principios del siglo XX, con un contencioso de cinco años porque la parroquia de San Sebastián decía que por proximidad le correspondía a esta parroquia. Independientemente de esta anécdota, eso es incuestionable. 

Es cierto que cada vez que nos hemos juntado hemos tenido mucha buena voluntad, pero al final cada uno se ha quedado en su postura. Cuando se cumplen los cincuenta años de la imagen se empieza a crear un ambiente de colaboración, es posible avanzar. Lo que nos separaba empieza a no ser tan importante, se habla, se colabora y se llega a acuerdos. Se ha creado una comisión mixta para trabajar en el tema de la coronación y se está haciendo todo entre las dos cofradías. Lo que ha pasado es que nos hemos puesto de acuerdo, Villanueva y Pozoblanco en un solo corazón. 

P: Se ponen de acuerdo con Villanueva, entran mujeres a la cofradía. ¿Cómo ha cambiado la cofradía? 

R: Ha sido un cambio radical, también lo cuento. Nosotros como asociación no estábamos legalizados, pero es que ni en el aspecto religioso. Hay que adscribirse a un estatuto marco y aceptar una serie de circunstancias. Primero, los mandos dejan de ser vitalicios después de cinco siglos, y, por otro lado, no puede haber ningún impedimento para que una persona entre. Esto plantea también muchos problemas. Nosotros tenemos una estructura muy particular, pequeña, somos ochenta y tres y quince están involucrados en la junta directiva, es complicado. 

P: Hablaremos ahora más del pregón. Pero si no tengo mal entendido, la revista de este año es muy especial y usted está muy presente en ella. 

R: Me encargaron que hiciera un resumen de las revistas anteriores, la revista en sí es un compendio cultural muy importante. He hecho un resumen por la importancia de los artículos, pero también por lo que significaban afectivamente. Por ejemplo, todo el tema de la pandemia, cómo se hizo el traslado, creo que eso es importante, pero también afectivo. Lo importante es que la revista es uno de los resúmenes culturales más relevante que puede tener cualquier cofradía y eso se lo debemos a Felipe Sánchez Urbano. 

P: Ahora sí, hablemos del pregón. ¿Por dónde empezó a trazarlo? 

R: Tenía muchas cosas que contar, pero no puede ser una conferencia. Quería decir cosas, mi historia, la historia de mi cofradía, quiero hablar de mi pueblo, hablo de vosotros también, de los periodistas, y tengo que hablar de la coronación. Cómo se enfoca todo eso para que no sea una cosa dispar. Eso fue lo primero, de qué hablo y cómo. Una obsesión que me persigue es que no sea largo porque esto que yo te cuento con tanta pasión, puede ser interesante para algunas personas. Cuando tuve claro el armazón de mi pregón pues empecé a poner y a quitar. Hay tres cosas que no voy a quitar nunca por mucho que revise: homenaje a mi madre, que creo que me ha salido muy bonito; homenaje a mi padre; y homenaje a mi cofradía. Lo demás puede variar, pero esos tres pilares van a estar siempre. 

Lo importante es que la revista es uno de los resúmenes culturales más relevante que puede tener cualquier cofradía y eso se lo debemos a Felipe Sánchez Urbano. 

P: ¿Ha sido muy metódico? 

R: He sido metódico en cuanto a fechas, en no equivocarme en esa intrahistoria que dio como consecuencia la historia de la cofradía y soy muy metódico en querer transmitir ese sentimiento con una idea que no es mía, sino que todo lo que voy a contar es parte de la identidad colectiva de Pozoblanco. Ha sido un pregón hecho a cocción lenta, acordándome también de gente que ya no está. Parte de lo que yo soy en la cofradía es por Rafael Sánchez Roig, el sargento de entonces, un hombre un tanto bohemio, me pasaba noches enteras con él de bar en bar, vendiendo llaveros de la Cofradia para ayudar a la tesorería, pero conocía y vivía la Virgen de Luna como nadie. Pero lo fundamental es la Virgen de Luna con mi cofradía, mi padre y mi madre. 

P: Hablábamos antes de que podía ser un regalo envenenado, pero es que hablamos de una persona que ha podido escuchar todos los pregones. Eso también influye. 

R: Muchísimo. Siempre he dicho que cómo se puede hablar de lo mismo de forma tan diferente, buscarse la vida para hacer algo siempre diferente. Elena Vargas, periodista, escribió un artículo que remató diciendo: “Con el tiempo podremos estar viviendo en Marte, pero siempre habrá la misma distancia entre Pozoblanco y el santuario de la Virgen de Luna aunque se mida en años luz y nos comamos los hornazos en una pastilla deshidratada”. Es decir, seguirá la historia. Ha habido pregones espectaculares, pero yo voy a apelar a mis sentimientos, solo espero que no sea monótono, que lo que diga tenga algo de vaivén. 

P: Le valen ahí sus tablas en el teatro. 

R: Bueno, yo soy una persona muy reflexiva pero poco expresiva, me cuesta mucho. Ahora mi cometido, que cuento los días ya, es la puesta en escena. 

P: Lo que me pueda contar del pregón, ¿quién va a ser su presentador? 

R: Va a ser mi hijo Manolo, otra incógnita. Es imprevisible. Hablé, lo primero de todo, con mi mujer y mis dos hijos, y Manolo me dijo que sí, que era mi presentador. 

P. ¿A qué huele su Virgen de Luna? 

P: Huele a sentimiento, a compañerismo, a tradición, a transmitir. Se puede creer o no, pero hay una cosa indiscutible, la Virgen de Luna es significativa para cada uno de los pozoalbenses. Cuando llega piensas a quién vas a ver, con quién haces el camino, qué vas a hacer de comida, todo eso es una cultura que nosotros tenemos y es única, es nuestra. A todo eso me huele, a Pozoblanco. 

P: Y su pregón, ¿va a tener ese olor? 

R: Eso quiero. Mi pregón va a ser mi vivencia particular de cómo he vivido todo esto y cómo quiero transmitirlo. Una historia que ha sido muy enriquecedora para mí, por lo que he dado pero también por lo que he recibido. 

P: Antes me ha ha hecho mención a la bandera, ¿qué ha significado para usted? 

R: Cuando recibes la bandera no lo haces con todo el significado que tiene, pasa un tiempo hasta que lo captas. Además, tenía mucho miedo y me hice una alternativa porque me resultaba tan poco poético usar la verdadera bandera para ensayar yo, me parecía que era denostar un símbolo. Luego la bandera ha sido parte de mí. 

P: Le quería preguntar que cuando dejó su cargo todos le llamamos, luego ya pasó a un segundo plano. ¿Cómo vivió esa primera romería? 

R: Mal, la verdad es que mal. Me fui porque empezaba a surgir una facción de jóvenes, algo que ha sido muy positivo, que empezaba a preocuparse de que debía haber cambios. Pensé que igual era yo el que tenía que dar ese cambio. Pero te sientes como un niño, envidioso, exteriormente no demostré nada, colaboré en lo que hizo falta, pero sí tuve esos sentimientos. 

P: Es algo humano. 

R: Sí, sobre todo cuando estás tanto tiempo haciendo algo. Pero ya estoy muy en paz. Luego, por ejemplo, me llenó de orgullo que Antonio Blanco hablara conmigo antes de aceptar y me dijera qué te parece. Eso es un orgullo. 

P: Dígame una cosa para terminar, ¿cuál es el momento más importante para usted en su romería? 

R: Hay muchos, pero hay una cosa que me llenaba de orgullo y es que dentro del ritual que hay, la cofradía iba a buscar la bandera a mi casa. Ese reconocimiento al pasar uno a uno y quitarse el sombrero ante la bandera y ante quien la porta. Ves el respeto en las caras de mis compañeros. 

 

*Nota: Esta entrevista ha salido publicada en el Boletín que edita la Cofradía de la Virgen de Luna