El colegio salesiano ‘San José’ de Pozoblanco celebra durante este año el cincuenta aniversario de uno de los ejes de su proyecto educativo, la Formación Profesional. Una efeméride que se abrirá durante esta semana al resto de centros de la comarca que ofertan FP para ofrecer una visión global a través de una exposición en la que cada centro podrá a dar conocer sus propuestas. Una idea que nace con espíritu de continuidad, pero que irremediablemente conduce la mirada hacia 1970, año en el que el colegio salesiano amplió su oferta educativa y se introdujo en el mundo de la FP. Cincuenta años han pasado desde entonces, muchas cosas han cambiado, pero la FP sigue ganando terreno y se convierte en una oportunidad educativa que puede ser una herramienta para fijar población al territorio en tiempos donde la despoblación marca la agenda.
En uno de los despachos del centro, mientras se piensa en la apertura de la exposición, charlamos con algunos de los profesores que vivieron esos inicios y otros que son parte de la continuidad. Nos remontamos a 1970 cuando la dirección del centro decide optar por la implantación de la FP, por aquel entonces llamada Oficialía, tras la llegada del bachillerato de manera oficial al IES Los Pedroches. En ese momento, el colegio salesiano da un paso al frente y opta por una opción educativa que «era una necesidad, pero también un riesgo». «No existía esa filosofía, no se sabía la respuesta que iba a tener y empezamos con muy pocos alumnos», nos explica Aurelio Moreno. Se necesitó, por tanto un tiempo para que el modelo se asentase, un modelo que también nació de una necesidad ya que «no había oferta en este sentido».
El centro inicia la andadura con un par de especialidades, la de máquinas y herramientas y la de electricidad, buques insignia que se mantienen en la actualidad aunque adaptadas a la nomenclatura actual. Pero, ¿qué supuso la llegada de la FP y la formación de alumnos en esta opción educativa? «En aquellos años, las personas que iban al mundo del trabajo lo hacían en calidad de aprendiz, sin tener más conocimientos, aprendían el oficio. La FP supuso llegar a ese momento con unos conocimientos básicos, iniciados en el oficio», respalda Aurelio Moreno. Se suma a la conversación el actual director del centro, Pedro García, que recalca que «además, los alumnos ahora llegan con una cualificación, algo que antes no ocurría». Y es que a las materias específicas del oficio que se va a aprender, hay que sumar los conocimientos que se imparten en materias básicas.
En la actualidad, la Formación Profesional llega a todas las ramas profesionales, con una amplitud en las especialidades importantes que habla de un crecimiento que se puede observar en las aulas del centro. También ha ido variando la mentalidad en torno a ella. «Antes estaba mal vista», indica Ángel Moreno, profesor de FP, una afirmación en la que coincide con sus compañeros. La situación va variando, pero sigue extrañando todavía que un estudiante con sobresaliente opte por la FP antes que por el Bachillerato. Poco a poco, esta idea va modificándose y aquí aparece de nuevo como clave una exposición que pondrá de manifiesto la evolución de la FP en sí misma y en la comarca.
En ese contexto, el centro salesiano expondrá una oferta que sigue manteniendo los ciclos de electromecánica, habiendo orientado la electricidad a las telecomunicaciones. La gestión administrativa sigue siendo otro de los puntuales de su oferta, a la que en los últimos años se ha añadido una opción importante, el Ciclo de Actividades Físico-Deportivos que «ha venido a ser un pulmón, aire fresco». El centro tiene adjudicado el Ciclo Superior pero nada sirve sin concierto y aquí entra otra de las cuestiones para analizar. La plantea Pedro García cuando aboga a «realizar una planificación conjunta todos los centros de la comarca para avanzar en lugar de duplicar». O lo que es lo mismo, que la Administración encuentre una demanda de la comarca donde los centros no pisen su oferta, sino que la amplíen para ofrecer a los jóvenes cada vez más propuestas.
«La FP se puede convertir en una herramienta para retener a los jóvenes en nuestros pueblos, ahora que está tan de moda hablar de la despoblación», apostilla García. «Los jóvenes que optan por la Universidad se van, por norma general, a los 18 años y es muy difícil recuperarlos. Pero si nosotros tuviéramos una oferta planificada con la posibilidad de hacer aquí tanto el ciclo medio como el superior, estaríamos hablando de una formación de 5-6 años donde la gente joven se quedaría en la comarca», recalca.
Un modelo de continuidad
Cerramos la charla hablando del antiguo Programa de Garantías Sociales, hoy llamado Formación Profesional Básica, un programa donde el colegio salesiano también fue pionero y que forma parte de su idiosincrasia. Hasta aquí llegan alumnos que no han obtenido el título de ESO encontrándose con una posibilidad de conseguirlo o de encontrar un módulo profesional que le «reenganche al sistema educativo». «Hay alumnos que después han conseguido entrar en ciclos medios y superiores porque se ha sabido engancharlos», explica Moreno. En este punto, sacan pecho porque es una extensión de «nuestra identidad, no están aquí aguantando, sino que les ofrecemos una posibilidad». Es otra de la extensiones de un modelo educativo que ya lleva medio siglo de vida en el colegio salesiano pozoalbense.
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