Paco Bustos jugó el último partido de su vida el pasado sábado ante el Chapela. La despedida fue amarga, pero echando la mirada atrás, tras anunciar su retirada a los 39 años, se puede comprobar un palmarés envidiable. Acumuló veinte temporadas como profesional, de las que en catorce militó en la Liga Asobal para vivir sus mejores años en el FC Barcelona, lo que a la postre le permitió ser internacional absoluto con España tres veces.

«Ese fue mi momento más importante» allá por el 2002 debutando ante Eslovenia, ha recordado Bustos a la par que ahora afronta la realidad para afirmar que se encuentra «echando currículos como cualquier español para buscar trabajo».

Tras muchos años jugando como pivote, Bustos ha afirmado que ahora «el balonmano andaluz y español tiene que sobrevivir a la crisis», ya que «cada vez es menos profesional, para reducirse a cuotas elitista como el Barcelona», por lo que «hay que tirar para adelante y esperar a que vengan años mejores».

«En mi época la mejor liga del mundo era la española y ahora los jugadores se tienen que ir por necesidades económicas», mientras que «antes los jugadores españoles salían por descubrir otras ligas», ha aseverado Bustos, pero «ahora quedarse en España y vivir del balonmano casi no existe».

Su historia y el balonmano «como una forma de vida» 

Bustos (Córdoba 21-03-1975) se crío en el Campo de la Verdad, concretamente en la calle Arzobispo Barrios, por lo que estudión en Fray Albino. «Entonces no había escuelas deportivas, por lo que empecé a jugar al balonmano por casualidad» porque un día con 8 años fueron al colegió y «me lo ofrecieron. Entonces era el Ebasur (Escuelas del barrio del Sur)», los orígenes del Córdoba BM con el que se formó hasta llegar como juvenil con 17 años al primer equipo, en el que permaneció hasta los 20. Entonces dio el salto a la Asobal de la mano del Gáldar canario, por lo que si se tiene que quedar con algún entrenador ese es Jordi Ribera, actual seleccionador de Brasil, ya que fue quien le dio «la oportunidad de llegar a la elite».

Tras dos años en Canarias fichó por el FC Barcelona donde permaneció tres temporadas para ganar con los blaugranas una Supercopa de Europa, una Liga Asobal, una Copa de Europa, una Recopa de Europa, dos Supercopas de España, dos Copas Asobal, una Copa del Rey y tres Ligas Catalanas o de los Pirineos.

Debut con España

Esos títulos le llevaron al debut absoluto con España de la mano de César Argilés cuando jugaba ya en el BM Cangas, donde estuvo tres años antes de fichar por Alcobendas (1), Algeciras (1), Antequera (3), ARS de Palma del Río y Pozoblanco (3), donde finalmente ha colgado las botas.

Así Bustos ha añadido que el balonmano para él ha sido «una forma de vida desde los ocho años», algo que se convirtió en «una pasión porque pasa a ser tú día a día».

Bustos apunta que «podría seguir, porque la gente me quiere y muchos me han dicho que podría continuar un año más, pero era una decisión arriesgada. Quería recordarme rindiendo aunque haya sido una pena que se descendiera». «Me sentí importante en Pozoblanco aunque es evidente que estoy en mi declive», ha reconocido, de ahí que «preferí recordarme aportando al equipo».

«En Palma del Río no salió nada»

En lo deportivo, ahora confía que «Pozoblanco esté el próximo año en Plata, porque con 27 puntos no creo que se mereciera descender. Nunca pensábamos con esos puntos se jugara esa fase de descenso que se inventó la Federación, aunque todo el mundo lo supiera y lo acordara en verano, pero lo nuestro fue un varapalo caer a la fase».

La cruda realidad hace que Bustos se despida con dos descenso consecutivos en su debe, los únicos de su vida, ya que en su última temporada en la Asobal, también sufrió con el ARS. «En Palma del Río no salió nada, fue un año aciago y sólo pude aportar en defensa».

De manera que ahora se queda con los buenos recuerdos y con el único representante andaluz en el élite, un Puente Genil que «está haciéndolo muy bien, tiene mucho mérito. Tuvieron el puntito de suerte que faltó en Palma», al margen de que en su directiva son «gente con los pies en el suelo y eso les ha dado buena fama por España».

Ahora, como técnico superior en actividades físicas, diplomado en magisterio de Educación física y tras hacer un máster de gestión de empresas deportivas, además de entrenador de balonmano, sigue estudiando inglés para encontrar trabajo, algo que en su último año ya compaginó con el balonmano dando clases de secundaria en bajo el programa Proa de la Junta, pero desde hoy es un nuevo integrante del paro.