Pozoblanco ya tiene a su patrona, la Virgen de Luna, en la localidad después de un día cargado de emociones, rituales y tradiciones que se han cumplido en un año importante para la Cofradía pozoalbense. Y es que a la efeméride del 75 aniversario de la bendición de la actual imagen hay que sumar que la cofradía ha conseguido aprobar unos estatutos que aglutinan 146 años de historia y que introducen importantes cambios que se notarán en los próximos años. Pero antes de llegar a eso, tocó cumplir con la romería de traída, acudir al santuario de la Jara a por la alcaldesa perpetua y disfrutar del día festivo que finalizó con la entrada de la Virgen de Luna en la parroquia de Santa Catalina.
El día comenzó con la reunión de la cofradía en la Casa de Hermandad y la posterior salida de la capitanía dirección a la parroquia de Santa Catalina para finalizar emprendiendo el camino hacia el santuario de la Jara. Con los hermanos de la cofradía en el santuario tocó cumplir con la procesión alrededor del santuario previa a la eucaristía. En esa liturgia hubo nombres propios, Juan García y Teodoro Cardador, que recibieron la medalla de oro por sus cincuenta años de servicio a la cofradía. Pero también fueron protagonistas Manuel Marín y Antonio Luis Blanco porque el relevo como alférez, que ya se había hecho efectivo, se escenificó en el lugar más apropiado para ello. Fue la primera Romería después de treinta años sin el movimiento de bandera de Marín y la primera con Blanco ejerciendo la labor de alférez-abanderado. Nombres sin los que sería difícil conocer la historia de la Cofradía. Además, hubo que anotar que después de muchos años nadie juró bandera por lo que la cofradía no ingresa a ningún hermano nuevo.
Las miles de personas que se trasladaron al santuario utilizaron, como cada año, varias alternativas destacando la apuestas de los romeros por las carrozas y por hacer el camino andando. Caminos de ida y vuelta que se hacen de maneras muy diferentes pero que suelen aglutinar a familias y pandillas de amigos que tienen anotada la fecha en el calendario para seguir aglutinando y cumpliendo con tradiciones casi impuestas. Tradiciones que siguen con el tirar de la soga de la campana, con la visita a la Virgen en su ermita y con el disfrute de las viandas que son más compartidas que nunca.
A las 15:30 horas, la formación de los hermanos volvió a escenificarse porque tocaba emprender el camino de regreso, el más esperado porque es el que concluye con la Virgen de Luna entrando en el arroyo hondo, donde niños, jóvenes y mayores le esperan hornazo en mano.
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