Es la alcaldía más codiciada de Los Pedroches, la cuenta atrás para hacerse con ella ya ha comenzado y como ocurriera hace cuatro años de nuevo han sido cinco los partidos que han presentando sus respectivas candidaturas para hacerse con el cetro en el Ayuntamiento de Pozoblanco. Todos los equipos, con sus líderes a la cabeza, buscan diferenciarse de los que ya son sus adversarios políticos pero no hay duda de que hay elementos comunes que todos están intentando hacer llegar a la ciudadanía moviéndose, en ocasiones, entre importantes tópicos. De momento, dos premisas han quedado claro en los días previos a la campaña y en el inicio de la misma, el mensaje es claro: huir de la confrontación y trabajar por devolver a Pozoblanco al lugar que le corresponde.

Para ello, las cinco formaciones presentan un grupo de personas que asciende a las 97-a falta de los tres suplentes del PP- de las que 56 entran por primera vez en unas listas para los comicios del 24 de mayo. Es decir, algo más de la mitad de las personas que se han incluido en una de las cinco candidaturas lo hace en busca de una renovación, otra de las palabras más utilizadas en los días marcados por las presentaciones de listas, aunque tan solo uno de los candidatos a la alcaldía, Santiago Cabello, no se ha presentado nunca a unas elecciones y aunque algunos de esos cambios hayan llegado más que forzados. Otro de los elementos comunes es el de apostar, de una manera más determinante que nunca, por la juventud y casi todos los partidos han introducido a un número uno con experiencia y un número dos desconocido a nivel político. Lo hacen PSOE, IU-Cambiemos Pozoblanco y Pozoblanco en Positivo y se salta ese patrón CDeI que relega al número 3 a esa persona joven sin pasado político, además del PP que lleva la renovación también al cabeza de lista.

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Ha sorprendido esa apuesta y Matías Sánchez (PSOE), Rosario Rossi (Pozoblanco en Positivo), Ana Cabello (IU-Cambiemos Pozoblanco), Antonio López (CDeI) y Eduardo Lucena (PP) están llamados a aportar la frescura propia de la juventud y el salirse de los moldes establecidos para conectar de una manera más clara y empática con otro sector de la población e introducir la forma de ver y entender la política de generaciones más jóvenes. Una juventud que llega avalada por ser parte de esa generación formada, con estudios, otro de los aspectos que más vienen destacando los candidatos cuando hablan de sus respectivos equipos, la formación y preparación como elemento destacado que se une con la apuesta, en muchos casos, de profesionales establecidos que vienen casi a acabar con el cóctel que podría servir de base, el de que nadie viene a vivir de la política. Es decir, que tenemos diálogo, renovación y juventud como ingredientes básicos a los que se le añade la experiencia de pesos pesados en las diferentes formaciones para configurar cinco candidaturas que luchan por lo mismo.

Las interrogantes

Con estas premisas se presentan todos los grupos, que han apostado por las listas cremalleras -hombre-mujer- en la elaboración de las mismas a excepción del PP. Y es que son tres de las palabras más repetidas en estos días y que también tienen más tirón en política, donde las modas también mandan: juventud, formación y mujer. Características, dos de ellas, que te vienen impuestas y las tres no son garantía de nada por sí solas, algo que vendría bien recordar. Y de ese análisis también quedan en el aire algunas interrogantes que igual los partidos políticos tendrían que pararse a pensar, al igual que la propia sociedad. La incertidumbre existente por la inexperiencia de muchas de las personas que van en las listas provoca que los partidos se tengan que plantear el por qué no intentan atraer a sus filas a quienes podrían estar llamados a tener responsabilidad durante los cuatro años de legislatura, no solo cuando toca hacer una lista.

Queda también por ver la capacidad de diálogo que demuestran los cinco candidatos y sus equipos tras unas elecciones, donde salvo sorpresa mayúscula, las mayorías ni se contemplan. Pozoblanco parece abocado a los pactos y ahí es donde se verá la capacidad que tienen algunos de llevar el diálogo hasta el extremo, no sólo para conseguir un gobierno estable sino para que quienes queden excluidos de ese pacto sean capaces de aportar tranquilidad y respetar las posibles alianzas que se establezcan después del 24 de mayo, siempre en el caso de que hiciesen falta. Y esa es otra interrogante que hay sobre la mesa. De momento, y teniendo en cuenta los últimos ocho años vividos en Pozoblanco, todos los candidatos rehuyen de confrontaciones, de catalogar estas elecciones con adjetivos que puedan llevar aspectos de «batalla» explícitos. Ojalá no sea algo de los quince días de campaña y de los guiños que ya se pueden observar por sentar las bases para ese posible camino de negociaciones.

Ocurra lo que ocurra después del 24 de mayo, casi cien personas de Pozoblanco han decidido sumarse a los diferentes proyectos políticos, con todo lo que ello conlleva. Suerte a todos y que después de ocho años Pozoblanco no vuelva a ningún sitio, simplemente a ser lo primordial para quien nos gobierne, lo demás vendrá solo.

 

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