Este año se ha cumplido, en agosto, el quinto centenario de la primera vuelta al mundo (1.519). Toda una heroicidad de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano a la que aún cuesta dar crédito en nuestros tiempos. Es la primera vez que se puede hablar de globalización de forma fehaciente, porque fueron capaces de rodear el globo terrestre demostrando la esfericidad de la tierra en términos reales; recorriendo lugares completamente ignotos, proyectando y aprehendido formas de vidas y pensamientos dispares de otros seres y lugares de la tierra. El Archivo General de Indias muestra en los siguientes meses una panorámica, sin igual (con fuentes primarias), de uno de los acontecimientos más relevantes de nuestra historia, con documentos reales (carta de Elcano, cartografía), ilustraciones, conferencias, etc. Como es obvio, no fue un viaje cualquiera, uno más de la conquista americana, sino la mayor aventura marítima de la humanidad, con consecuencias extraordinarias. Una auténtica gesta, desmesurada en pretensiones, sin apenas medios y conciencia clara de adversidades. Posible y fehaciente, sin duda, por estar concebida como un sueño, realizada por marañores(conquistadores) desaforados, sin límite, con la obsesión de una meta inconmensurable. A pesar de los avances de su era: pues desde finales del Cuatrocientos(s. XV) las expectativas humanas de conocimiento se prodigan con ligereza; el afloramiento de medios técnicos (carabelas, naos, astrolabio…) eclosiona de forma importante; y el pensamiento humanista despunta con todo su vigor en la centuria siguiente (Renacimiento). Magallanes y Elcano eran hombres de su tiempo. Hombres avezados, valientes y soñadores. Su ideal de allegarse a las islas de las Especies no era nuevo en absoluto, pero atreverse a ello precisa de arrestos y valentía. Sobre todo cuando se conocía bien la gesta colombina y sus dificultades (enigmas, miedos…), con noticia alicorta del continente americano (por el sur). El resto era toda una incógnita. El portugués se atreve a proponer y convencer al joven emperador Carlos V de llegar a las Islas de las Especies (clavo, canela, nuez moscada…) por el Oeste, de encontrar nuevo camino y asentar el poder en las Molucas frente a Portugal. Un nuevo paso a través de las Américas para bordear el nuevo continente llegando al mar del sur, que muy poco tiempo antes había vislumbrado Vasco Núñez de Balboa. El sueño se hizo realidad. Las capitulaciones se realizan en marzo de 1.519 en Valladolid, donde fijan los objetivos (conseguir el paso; acreditar la posesión de las Molucas; beneficios económicos y señorío de tierras..), partiendo el 10 de agosto. Así comienza el primer viaje del hombre de circunvalación de la tierra, sin saberlo ninguno de los dos protagonistas. Los pertrechos son realmente comedidos, y aquélla empresa marítima era –como siempre en su era– una auténtica aventura. Como bien les han retratado los poetas: soñadores de España. En su módico haber cuentan con cinco naos y doscientos cincuenta hombres, con víveres suficientes (para dos años) para una ficción carente completamente de certezas. La realidad confirmará, con tres años de demora (6 de septiembre de 1.922), que se trataba de una hazaña descomunal en la que el propio Magallanes pierde su vida (en las Filipinas).
Aún hoy, con todos los medios a nuestro alcance, el itinerario del primer viaje resulta titánico. Es evidente que Magallanes y Elcano eran marinos experimentados, duchos en las rutas de conquista, técnicas y tripulaciones, pero el cometido era enorme. La travesía del Atlántico hacia América constituía un primer paso factible, toda vez que ya se hacía de forma solvente en las primeras décadas del s. XVI, sin que faltaran pronto los escollos de sabotaje (portuguesas) y autoridad en la primera escala de Tenerife; si bien se llega fácilmente sin mengua a la bahía de Santa Lucía (cerca de Río de Janeiro). Mayores dislates empiezan hacia el sur, cuando Magallanes derrota sin mucho acierto en las desembocaduras subsiguientes al sur del Río de la Plata, en tierras completamente desconocidas. Pronto habrían de llegar, al tenor de las dificultades, los motines con graves consecuencias (muertes, abandonos en tierra, vuelta de Esteban Gómez…) en los mares del sur. La huida hacia delante del portugués se gratifica con el subsiguiente pasoal que dio nombre en el sur (Estrecho de Magallanes), entre islotes helados bordeando la Patagonia y Tierra del Fuego. La salida al pacífico mar (en apariencia) calmó los ánimos con dirección hacia el Ecuador y las ansiadas islas de las Especies. Ignorantes de la inmensidad de un océano plagado de infortunios, que les hará pagar el peaje del calor, sed, hambre y el escorbuto. La llegada a las Marianas y Las Filipinas, con abultada pérdida de hombres, no fue más que un señuelo envenenado, porque el enfrentamiento con los nativos de Cebú le costará la vida cuando aún no había llegado a las Molucas. Aún faltaban dos años para que culminara la proeza marítima, con el capitán vasco Juan Sebastián Elcano a la cabeza de la expedición, regresando la nao Victoria a España acreditando la primera vuelta al mundo. La exposición de Sevilla, como decimos, nos regresa al pasado de forma intensa, y completamente vívida, con el aura de los héroes que hicieron Historia.
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