Las experiencias vitales que cada uno sentimos como propias pueden alejarnos o acercarnos de la realidad. Hay quien utiliza esas experiencias, en algunos casos traumáticas, para afrontar de otra forma el proceso vital que queda por delante. Y este es el caso de José María Molina, un pozoalbense que ha convertido su paso por Proyecto Hombre de Córdoba en un ambicioso proyecto que ha nacido bajo el nombre de ProHombre Los Pedroches, una asociación de la que es el presidente y que busca ayudar a quienes tienen cualquier problema de adicciones, a su entorno, a buscar posibilidades para dejar atrás el infierno que supone adentrarse en una dependencia a sustancias que consiguen que pierdas la perspectiva de la vida. La historia de esta asociación nace del convencimiento en la necesidad de recuperar ciertos valores cada vez más escondidos en una sociedad corrompida y egoísta. Cuando una entra en la sede de la Asociación, ese egoísmo desaparece porque quien da vida a ProHombre Los Pedroches cede su tiempo de manera altruista, tejiendo una red de voluntariado que es la base de este proyecto. Hoy nos acercamos a esta Asociación a través de una sincera charla con su presidente, José María Molina.

Pregunta: Empecemos por el principio, ¿cómo nace ProHombre Los Pedroches?

Respuesta: Comienza en el año 2002 cuando yo tengo problemas de adicciones y entró en Proyecto Hombre de Córdoba donde recibo una terapia durante tres años para luego empezar a trabajar allí. Decidí entonces que en el Valle de Los Pedroches había muchos problemas y quise hacer algo aquí, en la comarca con la colaboración de Proyecto Hombre de Córdoba. Sin embargo, la situación económica es la que es y el proyecto de Córdoba necesita mucha ayuda y todo lo que se conseguía aquí iba destinado hacia ese proyecto. Me uní entonces a dos psicólogos y empezamos a mirar porque todo salí de mi tiempo y mi bolsillo y parecía que se iba a acabar ahí pero empezamos otra vez. Nos dejaron una casa, por la que ya pagamos un alquiler, y en la actualidad contamos con nueve usuarios a pesar de que, digamos, que no hemos abierto y que lo queremos hacer en octubre, pero la gente requiere ayuda y en eso estamos.

P: ¿Con qué equipo cuenta este proyecto?

R: Tenemos tres psicólogos, una educadora social, una administrativa y luego terapeutas. Muchos de ellos se están formando, viendo como van las cosas y yo también me nutro de ellos porque al ser técnicos me dicen pues esto que estás haciendo tiene este nombre. La base de las terapias nacen de Proyecto Hombre Córdoba.

P: Explíqueme cómo llegan los usuarios a llamar a su puerta, cómo es esa primera toma de contacto para que se incluyan en este programa. 

R: Todo empieza por una llamada de teléfono diciéndonos que necesitan ayuda. Normalmente, yo me traslado junto a un psicólogo a su caso o vienen aquí para esa primera toma de contacto donde el usuario no está presente porque suele ser un amigo o familiar quien acude a nosotros. Después de esa primera toma de contacto, quedamos con el familiar o amigo y la persona afectada y lo más normal es que el usuario diga que no tiene problemas. Cuando se consigue que la persona asuma su realidad se le ponen unas normas, unas limitaciones que tiene que seguir tanto el usuario como su familia porque hay que reeducar a esa persona y también darle herramientas a las familias para poder trabajar con ella. Nosotros trabajamos en diferentes niveles; primero tenemos esa toma de contacto donde se aprenden las normas y las limitaciones. Después se pasa a otro nivel donde ya se tienen responsabilidad y después a otro con un nivel de exigencia donde los usuarios toman contacto con sus sentimientos y empiezan a cambiar pensamientos, sentimientos y actitudes, un tramo muy interesante. Es a partir de ahí donde nosotros empezamos a tener problemas porque no tenemos un local para poder realizar terapias más a fondo.

P: Esas terapias de las que me habla, ¿son individuales o colectivas?

R: Se mezclan las dos, tenemos un proyecto muy ambicioso. Trabajamos con los usuarios a nivel individual y luego en grupo, ambas se alternan. Del mismo modo, realizamos terapias con la familia a nivel individual y en grupo. Venimos trabajando también con niños y niñas que también están teniendo problemas y también los introducimos en grupos porque como mejor se aprende es escuchando a los demás.

P: Me habla de niños, ¿de qué edades estamos hablando y de qué problemas?

R: Tenemos usuarios de 14-15 años, algo que es muy preocupante. Los problemas son el absentismo escolar, notas muy malas, agresividad en casa, el fumar tabaco, el alcohol, algún caso con una adicción al móvil increíble que incluso al quitárselo muestran un síndrome de abstinencia increíble llegando incluso a vomitar. Consumo de hachís, cocaína, en fin todas las sustancias que están en la calle y todo empieza desde jóvenes porque con 14-15 años ya se inician.

P: Me describe una situación muy preocupante, ¿cuánto puede influir el entorno, es determinante?

R: El entorno siempre influye, todas las personas tenemos sentimientos, pensamientos. Qué es lo que pasa, pues que hay personas que no sabemos utilizar diferentes sentimientos y reaccionamos con diversas actitudes, por eso influye nuestro entorno. No es lo mismo que tu tengas miedo y la persona que está al lado te ayude ante ese sentimiento que no controlas para saber afrontarlo, sin embargo si te encuentras solo actúas de una manera diferente. O lo que está pasando con la juventud que tiene vergüenza, sentimientos de inferioridad porque está es más guapa que yo o está más guapa y si no tienen a alguien a su lado que les aconseje, que les dirija que les haga ver que esos sentimientos son normales es complicado. Porque lo que no es normal es que una persona beba porque los demás lo hagan porque eso es lo que está pasando y también que muchos padres ven normal que 14-15 años sus hijos vayan al botellón.

P: Hablamos entonces de una necesidad de reeducar también a las familias. 

R: Exactamente. Cuando hablas con esos padres al final entiendo que es cierto que no es normal. Lo ven normal porque a ellos le han hecho falta muchas cosas y quieren dárselo todo a sus hijos, que no cojeen, lo intentan hacer bien pero lo hacen mal.

P: Me supongo que si aceptar un problema de estas características no es fácil, tampoco lo será acercarse a este tipo de Asociación y al miedo a que tu problemática sea conocida. 

R: Es complicado por el que dirán, tenemos una mentalidad importante y muy arraigada en ese aspecto, pero el problema no está en el que dirán, sino en lo que están diciendo. Lo importante sería cambiar ese pensamiento y decir lo que me importa es esa persona cercana a mí o yo mismo y lo tengo que hacer es dar pasos. La gente empieza a darlos, hay gente muy valiente que da pasos increíbles, a mí me dejan asombrados. Hablo con gente que me dice que su hijo o hija está mal y que hay que hacer cosas, que han oído hablar de nosotros y han dado pasos. Están trabajando y lo pasan mal, pero ahora esos pasos van encaminados a dejar de pasarlo mal y a estar bien.

P: Centrándonos en las terapias, ¿cuanto puede durar una terapia hasta que el usuario puede recibir, digamos, el alta?

R: Depende. Los chavales de 14-15 años no tienen el mismo recorrido ni la misma problemática. Depende mucho del tiempo de la problemática que tenga, normalmente en estas situaciones pues con un año o menos es suficiente. Una persona que tenga una historia con más recorrido pues necesita un par de años. A partir de los dos años la terapia puede convertirse en monotonía y ser contraproducente.

P: Ha contado que usted mismo tuvo problemas de adicciones, cómo ha cambiado esta problemática en la sociedad actual. ¿Se encuentra el mismo tipo de adicción, está más generalizado?

R: Están mucho más metidas en la sociedad. El consumo de drogas se ve más normalizado porque hay mayor consumo y no se ve una problemática en el consumo. En nuestra comarca no se oye decir tenemos problemas, pero los hay y muy graves. ¿Sabes lo que pasa? Que antes había valores. Cuando yo estuve de usuario había una honestidad perdida, éramos deshonestos y mentirosos pero con esos valores de familia, valor y esfuerzo recuperábamos esa honestidad. Hoy la persona que es deshonesta no tiene valores tan arraigados y cuesta mucho más esfuerzo porque la base de nuestro trabajo es la honestidad, nosotros confiamos en las personas y no necesitamos una analítica porque nuestra base para saber si consume o no es la honestidad.

P: Volviendo un poco hacia atrás y mirando de nuevo a la Asociación como tal, ¿el personal es voluntario? ¿Qué necesidades tienen?

R: Todos somos voluntarios. El dinero que cogemos es para gastos de vivienda, luz, agua, material de oficina, seguro de la casa y las obras que estamos haciendo. Para hacer todo lo que tenemos proyectado necesitamos dinero, ayuda económica pero que sea constante porque para dedicarse a personas que requieren tratamiento de 24 horas e incluso, a veces, sacarlas del núcleo familiar necesitamos tener recursos. Necesitamos una economía que pueda solventar los problemas que tenemos mes a mes.

P: Y cómo está ese tema. 

R: Pues estamos echando todas las solicitudes posibles, hablando con empresas, hay gente interesada en echarnos una mano. También miramos el tema de los voluntarios, estamos intentando hacer un trabajo con la UCO para que alumnos puedan tener prácticas aquí y eso implicaría que la Universidad aportara algo a nivel económico. Más adelante queremos hacer socios, una captación de socios que se vayan involucrando un poco más. En fin, poner las bases para nuestro trabajo diario.

 

*A pesar de que su trabajo ya es una realidad, la Asociación ProHombre Los Pedroches quiere abrir de manera oficial en el mes de octubre, donde realizarán unas jornadas de puertas abiertas para que toda la ciudadanía pueda conocer su trabajo y su sede de Pozoblanco.