Agosto no es abril. Ni febrero. Tampoco mayo. La primavera es bonita; pero no es agosto. Agosto es espectacular. Es una siesta eterna en la que se sueña con una eterna barra de chapa. Es el mes más cañí. Que le pregunten a los guiris. Me río de las alfombras de hojas secas amarillentas que hacen bonito el otoño y el romanticismo de la lluvia y la luz del ocaso y… Lo siento pero no: no hay besos como los de agosto – sobre todo si no te corresponden – . No es ni la calor. Es ese aire que aparece alguna noche y te hace ponerte la chaqueta vaquera que llevas paseando todo el año en el coche: no sé muy bien para qué. La feria.

En agosto da igual hasta que no tengas vacaciones. Te vale una noche al fresco en el pueblo y dos cervezas atravesadas. La siesta interminable. Tus hijos tirados en el suelo quitándose el calor del piso. La piscina llena a las 12 de la mañana. La plaza vacía a las 4 de la tarde. El primer espeto llegando a última hora. Cerveza cuajada y chanclas. Un cine de verano.

Hay tomates que sólo pueden salir en agosto – sabrosos y rojos – como en agosto sólo salen las tardes eternas de una feria que llevas 15 años sin sentir. Agosto es pillar mesa sin reservar. El último flamenquín. Agosto es pillar, en general. Darle al play  y que salga la canción perfecta en el compás exacto. Todos somos de David Bisbal. Y la ascensión de la Virgen – sin acritud – , y la semana grande de San Sebastián, y Córdoba en Fuegirola, y Sevilla en Matalascañas. Y Ferragosto, Fátima. Viva Italia. Enhorabuena.

Julio Alberto vive en Marbella y siempre vive en agosto. Pero él no lo sabe. Me da envidia: yo no sería capaz. Bajar las Pedrizas es un acto de valentía. No hay aire aconcicionado que sobrepase y refresque lo que el olor del mar cuando bajas la ventilla del coche. Sabes bien de lo que hablo. A veces todo se acaba ahí. Agosto es España llena de estrecheces en septiembre. La patria. Un amor traicionado.

Cuento la vida por agostos. 37, ya. Se lo debo y lo digo: agosto es la sonrisa de Rubén cualquier día del año. Y éste: Juan Gabriel y Rocío casándose. Mis abuelas resistiendo. Encalar el patio en julio para que esté bonito. La segunda cosecha del rosal. El rosal. David estrujándome en un abrazo en Navidad. El pasillo crujiendo a tu paso en la casa vacía mientras caminas descalza, amor.

La mujer que me ama siempre me dice que soy débil; y que sobre todo soy débil este mes – y fácil – . Tiene razón. Las rubias siempre tienen razón. Agosto es una mujer rubia justo antes de ponerse morena en un playa atestada. Ellas son un instante de verdad aun sin maquillar. Mejor sin maquillar. Ese cuerpo casi desnudo al sol es una noche de verano donde no hay principio: la eternidad. Me callo. Disfruta de este mes: no habrá más hasta el año que viene; y el año que viene será un poema.

 

AGOSTO
Agosto.
Contraponientes
de melocotón y azúcar,
y el sol dentro de la tarde,
como el hueso en una fruta.
La panocha guarda intacta
su risa amarilla y dura.
Agosto.
Los niños comen
pan moreno y rica luna.
Federico García Lorca