Lo lleva en la sangre, ha vivido el baloncesto desde pequeño, primero por influencia familiar, después por haber desarrollado un idilio con este deporte para el que tiene una calidad contrastada de la que ha dado muestras en sus clubes hasta la fecha, el Promesas Baloncesto Pozoblanco y el Cordobasket. Ahora Rubén Urbano Moreno da un salto en todos los aspectos al firmar por el CB Novaschool malagueño, equipo en el que se enrolará a partir del 1 de septiembre y que le llevará a ubicar su lugar de residencia en el Rincón de la Victoria. La oportunidad trasciende más allá de lo deportivo porque lo es también a nivel académico y el jugador es consciente de ello, tanto como el saber de dónde viene y que esta temporada ha sido la de su despegue como jugador.
A principios de la temporada 2020/2021, tras años en el club de su Pozoblanco natal, Rubén Urbano se incorporó a la disciplina del Cordobasket jugando en el equipo cadete y participando también con el junior. El primer amistoso con nueva camiseta sería fundamental porque el conjunto capitalino midió fuerzas con el CB Novaschool y el entrenador ya tomó notas de las posibilidades de Urbano. Después, en Navidad tocó repetir el enfrentamiento, esta vez en tierras malagueñas, en un partido que siguió el director de cantera del club y el idilio se confirmó. El interés quedó demostrado, aunque no sería hasta finales de la temporada cuando las opciones reales del fichaje se materializasen.
Con la opción en la mesa llegaron las opiniones, los consejos, pero Urbano, que demuestra una seguridad impropia de los 15 años que atesora, tiene claro que «lo veo como una oportunidad importante, tanto en el baloncesto, para seguir creciendo, como académicamente». El fichaje llegaba con una beca y con dos años por delante que «me permiten acabar el ciclo de bachillerato». Jugará la liga junior y senior provincial, además de tener la oportunidad de meterse en dinámica EBA con el primer equipo de la entidad. No había muchas dudas, aunque antes de dar el sí definitivo «lo consulté con mi abuelo, porque se lo cuento todo y me dijo que le gustaba la idea y que era una oportunidad importante». El joven ha contado siempre con el respaldo de su familia, que tiene clara esa oportunidad que se presenta para él y que ha sido pieza fundamental para que Rubén Urbano vuele y sueñe hoy más alto.
Un año para enmarcar
El esfuerzo del jugador es incuestionable, más tras un año en el que ha compatibilizado sus estudios con los continuos viajes a Córdoba para cumplir con sus entrenamientos y compromisos deportivos con el club al que llegó a principio de temporada, el Cordobasket. Pero ese esfuerzo se extrapola a sus padres, a Pedro y Mari Carmen, que han vivido con él cada entrenamiento, cada partido, cada campeonato, en un año al que también hubo que sumar los continuos cierres y la imposibilidad de jugar con normalidad por el Covid-19. «El esfuerzo es importante, tanto a nivel económico como de tiempo, pero ha merecido mucho la pena, ha sido muy bonito», apunta Mari Carmen. Y tan bonito.
Rubén se proclamó campeón de liga con su equipo y eso le dio la posibilidad de disputar el Campeonato de Andalucía en el Bahía Sur de San Fernando rubricando un sensacional torneo que tuvo su cenit en el partido de cuartos de final frente al Cajamar CB Almería donde el pozoalbense acabó con 45 puntos de valoración después de firmar 31 puntos, 13 rebotes, 2 asistencias, 3 recuperaciones y 1 tapón. El conjunto cordobés cayó en semifinales ante el Unicaja, a la postre campeón, y en la pugna por el bronce se impuso al Náutico con otra actuación estelar de Urbano que consiguió un triple decisivo a falta de 1:22 para el final. Además de colgarse el bronce, Cordobasket consiguió el pasaporte para el Campeonato de España.
«En liga la verdad es que no hubo mucha competitividad, pero al llegar al Campeonato de Andalucía los partidos están súper chulos, competías en todos, tenías que dar el máximo, sacabas lo mejor de ti y la experiencia es increíble. Y luego el de España, eso es la leche, ves a gente del Madrid, del Barça, y los ves jugar», explica el jugador que también es sabedor de que es un privilegiado gracias a su calidad, pero también a su esfuerzo. Para cerrar el círculo de una temporada inolvidable, Rubén Urbano está en la lista de los seleccionados con el combinado andaluz, una llamada que «no me esperaba». «En el partido de cuartos del Campeonato de Andalucía, por lo que me han dicho, estaba el entrenador de la selección y tuve suerte porque me salió un buen partido», apunta. Una convocatoria para la que tiene que pasar un último corte y ante la que la consigna vuelve a ser la misma, «dar lo mejor de mí».
El orgullo de quien lo ha visto crecer
La evolución del jugador se sigue de cerca también en el club que le vio nacer, dar sus primeros pasos en la cancha y meter sus primeras canastas, pero si hay alguien especialmente feliz y orgulloso de esos logros es Juan Antonio Romero, el que fue su entrenador durante siete años. «Todas las cosas buenas que le están pasando a Rubén son merecidas porque ha sido un niño que ha trabajado mucho, ha tenido ilusión, se ha esforzado y eso lo acompaña con talento», explica el técnico que prosigue afirmando que «siempre he dicho que Rubén es muy bueno jugando a baloncesto, pero es mejor persona que jugador porque es un buen compañero, humilde, educado. Nunca ha tenido un mal gesto ni a sus compañeros, ni a su entrenador, ni a sus rivales».
«Llevo muchos años con el mismo equipo y los considero a todos de mi familia y siento mucho orgullo cualquier éxito suyo, siempre es un orgullo que a uno de los nuestros le pasen cosas buenas», afirma antes de deshacerse en elogios para un jugador que «siempre ha tenido buen manejo de balón con ambas manos, es un excelente tirador, un jugador ofensivo total, buen competidor, un líder en el equipo y, poco a poco, ha mejorado mucho en defensa». «Lo he entrenado desde que tenía 8 años, la primera vez que entrené con este equipo quise ver su nivel y con Rubén el primer día no sabía si era diestro o zurdo porque tiraba a canasta con las dos manos, me di cuenta de que era un jugador diferente, especial», narra a modo de anécdota.
Juan Antonio Romero cierra diciendo que «le deseo lo mejor, lo voy a seguir». Algo que se extrapola a la que siempre será su casa, el Club Promesas Baloncesto Pozoblanco, a su última entidad, Cordobasket, y a los compañeros y amigos que ha ido haciendo por el camino porque Rubén Urbano es un tipo que «se hace querer». A buen seguro, que consigue lo mismo en su nueva aventura.
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