El jurista pozoalbense Santiago Muñoz Machado ingresó en el día de ayer en la Real Academia Española con una encendida defensa de la libertad de expresión y de la tolerancia. Una conquista que ha tardado siglos en lograrse y sobre la que no conviene «distraerse ante cualquier nueva amenaza».
Muñoz Machado tituló su discurso «Los itinerarios de la libertad de palabra» y lo que leyó en la tarde de ayer fue un resumen de 30 páginas de las casi 300 que contiene la versión impresa, un ensayo que guarda una estrecha relación con el argumento principal de la Academia, que es la palabra, «el bien más adorado» en esta institución.
Machado, como viene siendo habitual en los discursos de ingreso, elogió a su antecesor en la silla «r», Antonio Mingote, del que dijo que «en algún momento de su madurez proclamó «No sé explicarlo, pero yo a la gente la quiero de verdad». Y la gente le recompensó siempre con un amor equivalente. Los sillones de esta docta casa han estado ocupados siempre por hombres y mujeres admirables, pero rara vez el mérito intelectual ha sido apreciado tan unánimemente por el pueblo, y con un calor tan notable».
Durante su intervención, el pozoalbense hizo un exhaustivo recorrido por algunos de los hechos y hombres que han venido luchando por la libertad de palabra. Así, catalogó al «Tratado Teológico-Político» de Spinoza (1670) como el «primer gran alegato sobre la libertad de expresión y la tolerancia», subrayó el «mérito indiscutible» de Milton y Locke en la abolición de la censura previa en Inglaterra a finales del siglo XVII y recordó el «caso Zenger» (1735, Nueva York) para la ilustrar la «lucha por la libertad de palabra».
El jurista abordó también la libertad de prensa en la Francia revolucionaria, la trayectoria y las dificultades de la libertad de palabra en España desde principios del siglo XIX o los nuevos retos para la libertad de expresión en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Muñoz Machado terminó hablando de dos nuevos retos: la libertad de palabra en la calle y los retos que presenta Internet al convertirse en «la más impresionante y vertiginosa revolución informativa de la historia de la humanidad». «Las palabras solo se contrapesan con más palabras y los discursos con más discursos», zanjó Machado.
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