Viernes Santo, viernes de La Soledad. Nos adentramos en esta Hermandad, que encuentra refugio en la parroquia de San Sebastián, en el Cerro, de la mano de alguien al que le quedan pocos o ningún secreto por descubrir de ese colectivo, José Dueñas López. Cofrade desde los 9 años por influencia paterna, quinto Hermano Mayor de la Hermandad por elección y Hermano Mayor Honorario Perpetuo porque «se empeñaron».
‘Toda una vida’ como aquel bolero de Antonio Machín tantas veces versionado, toda una vida es la que lleva José Dueñas al lado de esa Soledad a la que le acercó su padre porque «fue, como quien dice, fundador de la cofradía, de eso hace ya muchos años, claro». Nos atiende de manera telefónica y nos avisa: «a ver si puedo contestar a todo porque si son fechas igual no puedo». Pero lo hace, vaya que si lo hace. «Con 9 años me hicieron cofrade y tengo nada más que 88, creo que no son muchos, desde entonces he pasado por todos los cargos que quieras, pero afortunadamente ahora hay gente que continua con las riendas«, nos cuenta.
Esas riendas las asume en el año 1974 y reconoce que «nunca me fue difícil encontrar a gente «fenómena» para las juntas directivas», algo que atribuye a la «continuidad» que ha marcado la conformación de esas juntas de gobierno. En este punto, se rememora a aquel año y momento el que pasó a ser Hermano Mayor y lo hace con una claridad absoluta. «Estábamos en casa de Don Antonio Ruiz Sánchez, que era el presidente y se jubilaba. Había muchos señores mayores, yo era uno de los más jóvenes y dijeron de ponerme de Hermano Mayor, me enfadé un poco. Sabían de las trascendencia de mi padre y de toda la marcha de la cofradía y en vez de elegir al mayor, dijeron: el Andufer, que es el acrónimo de mi padre, Antonio Dueñas Fernández, no es un mote, es un nombre comercial registrado. Dijeron que tenía que ser yo y acepté», apunta.
Luego «pasaron muchos años» con José Dueñas ejerciendo de Hermano Mayor hasta que los estatutos variaron, por mandato también del Obispado, y se estableció la elección cada cuatro años. En esos muchos años pasó el tiempo, pero también muchas cosas. La Hermandad creció en patrimonio material e inmaterial, aunque puntualiza que «no ha dejado de crecer nunca. No sé si llegaremos a los mil cofrades, aunque no salimos todos porque la edad lo va prohibiendo, lógicamente». De ese patrimonio señala la casa de Hermandad con un primer solar que «nos costó creo que 300.000 pesetas» hasta conseguir la vivienda frente a la parroquia. De ese tiempo alguna anécdota como el «destrozo» del paso. «Pasó casi en la puerta de mi casa durante el traslado a la parroquia, los muchachos tuvieron un tropiezo y en el choque con una ventana hubo destrozos. Lloramos todo lo que quisimos, pero se arregló. Ahora tenemos un paso magnífico», especifica.
Otra anécdota que recuerda con la simpatía que le caracteriza la sitúa un Viernes Santo donde hubo que decidir no salir por la lluvia. Con cuatro juntas de gobierno previas durante el día, se decidió no salir y «la gente se enfadó porque llovió poco. Hubo dos procesiones luego, una frente a mi casa y otra frente al párroco (risas)«. Eso sí, tocaba templar nervios porque «es verdad que la gente demanda salir, pero hay que tomar decisiones». ¿Y los cambios? Porque en esa sucesión de años hubo cambios que afectaron a prácticamente todo, incluido el recorrido. Ahí se planta y rechaza las disputas porque «las alteraciones se han hecho sin discutir, la gente no está en esas, no éramos guerreros».
Una unión eterna
‘Toda una vida estaría contigo’, dice aquel bolero y así será la relación entre José Dueñas y La Soledad, no solo por lo vivido, sino porque desde el 13 de abril de 2018 ostenta el título de Hermano Mayor Honorario Perpetuo de la Hermandad. «Se empeñaron un día y bueno, una cosa más que tienes, lo llevo con mucho cariño. Asisto siempre que puedo porque yo ya he cumplido, imagínate desde los 9 años que me apuntó mi padre porque antes había que tener el permiso de los padres», afirma. Aunque no se da importancia también aparece esa parte sentimental de algo que «no ha sido ganado por mí, ha sido herencia de mi padre».
Sigue estando presente cada Viernes Santo, primero visitando a la imagen en San Sebastián, luego en el cortejo porque «respetan la antigüedad y la Hermandad te asigna tu sitio». Va, aunque ya no completa el recorrido porque «los pies ya no son los que eran» y se vuelve a reír. Conserva amistades, sabe que quien conoce a la Hermandad en profundidad lo conoce a él y eso provoca que «la gente te tenga afecto, se fraguan muchas amistades». Con ellas, probablemente, hable de los momentos inolvidables de cada Viernes Santo que se producen, a su juicio, en la entrada y en la salida donde la banda, «que también es nuestra», cobra un protagonismo especial. «La gente quiere verla hasta última hora, también cuando entra porque allí toca la banda y mueven a la Virgen, la parte cercana al Ayuntamiento también es muy bonita porque la gente lo espera», afirma. Lo dice alguien que sabe de un Viernes Santo que no se entiende sin su Soledad.
Recorrido
- Parroquia de San Sebastián (21:00 horas)
- Nuestra Señora de La Soledad
- Plaza del Cerro
- Fernández Franco
- Cronista Sepúlveda
- Carrera Oficial (22:15 horas)
- Misionero César Fernández
- Hermanas Moreno Pozuelo
- Demetrio Bautista
- Mayor
- Real
- Cronista Sepúlveda
- Feria
- San Sebastián
- Nuestra Señora de La Soledad
- Entrada (01:15 horas)
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