La irrupción de VOX en el Parlamento de Andalucía tras las elecciones del pasado 2 de diciembre ha puesto sobre la mesa varios debates. La formación liderada por Santiago Abascal puso como una de sus líneas rojas, aunque un día después la escenificación quedara desmontada, la derogación de la Ley de Violencia de Género. En una comunidad autonómica con cifra récord de paro, con datos preocupantes sobre educación o sanidad, el punto de mira se situaba en la Ley de Violencia de Género. Finalmente, la ley no será derogada, pero VOX ha conseguido quizás algo más importante y es que su discurso se impongan en diferentes ámbitos y se cuestione una ley que sigue siendo defendida por el movimiento feminista.
Tránsito Habas, presidenta de la asociación de mujeres Ventana Abierta, sabe mucho de ese movimiento, del feminista. Con ella hablamos hoy.
Pregunta: ¿Cómo han vivido que la derogación de la Ley de la Violencia de Género haya ocupado tanto protagonismo en estos días?
Respuesta: Lo vemos como que quieren quitar del medio lo que más fuerza y unión social tiene hoy en la sociedad, el movimiento asociativo de mujeres y el feminismo. Se demostró el año pasado, que el feminismo es lo único que puede parar la deriva política de nuestro país. Atacan a las mujeres y sus derechos porque somos la única fuerza que puede detener a una ideología fascista y hacerle frente de una manera constante e imparable. Esa es la razón. Otra razón es que el machismo, que está íntimamente unido al fascismo, se siente en peligro, que está fracasando y la manera de revertir esa situación es a través de una ofensiva brutal, de mentir, de ocultar la verdad o disfrazarla.
P: Venimos de un año importante para el movimiento feminista con la huelga del pasado 8 de marzo como punto de inflexión. Pero, ¿cuánto se ha disfrazado la realidad en los últimos días?
R: A las personas que creemos en la igualdad nos parece asombroso, poco creíble lo que está pasando, pero esto no deja de ser una reacción ante al avance del feminismo y de las mujeres. Esta es la reacción como consecuencia del miedo a que la igualdad y los derechos de las mujeres puedan cambiar una sociedad en la que los privilegios que se han mantenido con esa ideología ahora desaparezcan. Y eso lo están haciendo enmascarando la realidad, diciendo que las mujeres no sufrimos desigualdad, que los hombres sufren maltrato, pero curiosamente no aportan datos y se escudan en que esos datos le son ocultados, precisamente a ellos por todas las instituciones. La realidad es que las cifras están encima de la mesa para quien quiera.
Lo primero que hay que decir es que no todas las mujeres somos buenas, somos como el ser humano y hay de todo. No negamos que haya hombres maltratados, pero la verdad es que los índices de violencia que ejercen las mujeres sobre los hombres son ínfimos. En 2018, 3.469 mujeres fueron víctimas de abusos sexuales frente a 584 hombres, pero es que en el 98 por ciento de los casos el abusador era un hombre. En ese mismo año, 1.313 mujeres sufrieron agresiones sexuales frente a 118 hombres y en el 99 por ciento de los casos fueron perpetrados por hombres. Es decir, hay mujeres que ejercen violencia, es algo que nunca hemos negado, pero es que los caso son tan ínfimos que no estamos ante un drama social ni tiene las dimensiones como para adoptar las medidas que se han adoptado con las leyes orgánicas de protección hacia las mujeres víctimas de violencia. Ahí radica la diferencia.
P: Se critica el tema de las cuotas o la llamada discriminación positiva. ¿Defiende que esas políticas se imponen para corregir una situación de desigualdad?
R: Es que ellos niegan la mayor, niegan que exista esa desigualdad. Según ellos la diferencia salarial entre hombres y mujeres no existe, la desigualdad de trato tampoco, si niegan la mayor poco importa lo demás. Podrá haber personas que sea crean eso, no digo que no, pero la sociedad actual no puede creer eso cuando el día a día está demostrando que hay cinco violaciones al día en España, teniendo en cuenta que tan sólo se denuncian el 30 por ciento de los casos. Esa es una realidad social. Las mujeres que forman parte de esa ideología sexista y machista también tiene miedo a salir solas a la calle, también son víctimas de una desigualdad, de una violencia estructural y social que tenemos las mujeres. Que se pregunten por qué tienen que tener miedo a salir a la calle y los varones no, es una pregunta muy sencilla.
Evidentemente no todos los hombres son iguales en cuanto al trato a las mujeres, de ninguna de las maneras podemos afirmar eso. Hay hombres feministas, igualitarios, hombres que luchan contra ese machismo con el que se han criado, porque no hay que olvidar que el machismo es algo cultural que nos tenemos que desmontar nosotros mismos. Pero lo cierto es lo que los índices de violencia que sufrimos las mujeres son muy altos. Y eso no es porque haya fracasado una ley integral, como nos quieren hacer ver, la ley no ha fracasado, todo lo contrario. La ley ha conseguido que las mujeres denuncien, que las que denuncian sean protegidas, que tengan ayudas para salir de ese círculo de violencia, eso lo ha conseguido la ley. Por supuesto que es mejorable, las feministas queremos una ley mejor, que por ejemplo contemple como violencia machista la que se produce fuera del ámbito de la pareja o ex pareja.
P: ¿Qué supondría el viraje de una Ley de Violencia de Género a una Ley de Violencia Doméstica o Intrafamiliar?
R: Los delitos de violencia doméstica ya están contemplados en el Código Penal, hay unas medidas de protección. La diferencia entre violencia doméstica y violencia de género es que la primera no reconoce que hacia las mujeres se ejerce una violencia por dominio y superioridad de un género sobre el otro. Lo naturalizan, lo simplifican y lo introducen en un contexto generalista de violencia como si fuera cualquier otro tipo de violencia intentando no dar visibilidad a un tipo de violencia que no es igual a otra. Por ejemplo, la violencia doméstica, que existe y que la ley protege, no reconoce la violencia que se produce entre parejas de novios porque no forman parte del núcleo. familiar. Esa violencia dónde estaría incluida, no tendría protección. Venir ahora con este planteamiento es poco menos que considerarnos estúpidas y con poco valor para ser capaces de demostrarles sus mentiras con argumentos.
P: Se ha hablado mucho estos días de “chiringuitos” que ha se han creado alrededor del movimiento feminista. Por ejemplo, ¿cuánto dinero recibe Ventana Abierta del Ayuntamiento de Pozoblanco?
R: Lo mismo que otras asociaciones. El Ayuntamiento otorga las subvenciones en base a proyectos y a gastos que hay que justificar. Esta asociación viene recibiendo alrededor de los mil euros, dependiendo de años y presupuestos municipales. Pero por ahí nos movemos. Es cierto, que este año hemos recibido algo más, unos 2.600 euros, porque hemos realizado una serie de proyectos más importantes. Pero está en función de la actividad y la dimensión social de cada asociación.
P: Siguiendo con el tema económico, hay muchas críticas porque las ayudas no llegan directamente a las mujeres víctimas de violencia de género.
R: Otro de los beneficios de la Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres es la creación de organismos que ayudan a las mujeres víctimas de maltrato. Aquí, en nuestro pueblo, tenemos un Centro de Información de la Mujer con unas profesionales que están para atender las problemáticas de todas las mujeres, principalmente las que son víctimas de violencia de género. Estas profesionales las ayudan en todas las fases, la psicológica, la económica, la laboral y la de asesoramiento jurídico. Estos son los organismos a los que yo me refiero cuando digo que son de protección y recurso y que hacen que las mujeres sean capaces de denunciar y salir del círculo de la violencia. Esto lo consiguió y lo creó la ley de medidas de protección contra la violencia hacia las mujeres.
Hablan también de que no recibirán ayudas las asociaciones con carga ideológica, pero qué entendemos por una asociación con carga ideológica. ¿Una asociación de carácter religioso tiene carga ideológica o no? ¿Esas ayudas también se quitarían o solo las de las mujeres? Es que se han planteado una serie de medidas tan retrógradas.
P: Feministas radicales, feminazis… ¿Se ofenden cuando se les trata con estos términos?
R: Lo primero que siempre explico es que la palabra radical está muy vilipendiada y mal utilizada porque radical viene de raíz. Las feministas de los 60, las feministas de las diferencias que así se llaman, lo acuñaron para diferenciarse y para definir que el feminismo va al origen, a la raíz de las cosas y por eso desmonta estructuras. Desde esa perspectiva, nosotras somos feministas radicales. Yo lo soy porque quiero analizar las cosas y desmontarlas desde donde nacen, conociendo su raíz.
P: ¿Y si utilizamos mal el término?
R: Estamos comparando radical con fundamentalista que es algo muy diferente desde el punto de vista feminista. El fundamentalismo es una creencia que lleva a un extremo una práctica social de cualquier tipo. Las feministas no hemos llevado a extremismos nunca nada, no hemos ejercido la violencia, el fundamentalismo lo hace, las feministas radicales no.
Yo lo que digo es que me digan hechos radicales desde el punto de vista suyo que hayamos hecho las feministas. ¿Qué se creen leyes, conseguir derechos de los que nos beneficiamos todos? Que me digan medidas extremistas que hayan dañado a los hombres, que me digan alguna. ¿Definirlos como machistas? Eso puede ser. Pero es que yo digo que yo he nacido en una cultura machista, mis raíces y mi forma de ser ha sido durante mucho tiempo machista porque mi cultura me lo ha inculcado, pero he dejado de serlo. Todos podemos dejar de serlo, de eso se trata. El problema es que se sienten interpelados. Galeano decía que “el ejercicio de la violencia hacia las mujeres es el miedo de hombres a las mujeres sin miedo”. Todo lo que está pasando es una reacción a las mujeres que no tenemos miedo, que nos enfrentamos diciendo y cuestionando, poniendo en duda y en entredicho esos argumentos. Eso es lo que muchas personas llaman radical, pero qué radicalidad hay en eso. Eso es algo que se ejerce diariamente en todos los sectores políticos y sociales, en cualquier campo de la sociedad actual, una contraposición de argumentos.
P: ¿Es la juventud de ahora menos igualitaria, más violenta?
R: Yo siempre digo que hablar de que la juventud es violenta, es machista o es peor que la que había antes es lo más negativo que podemos hacerle a nuestra sociedad y además es algo que no es verdad. Lo que ocurre es que tenemos una juventud que está en una sociedad muy difícil, con muchas influencias externas que le hacen plantearse continuamente qué es la verdad, qué es lo cierto y qué es lo bueno. Tienen mensajes del mundo digital que les transmiten de una manera muy especial y cuando no se tiene una educación fuerte basada en la igualdad, una mentalidad crítica, pues es muy complicado. Hay una desorientación increíble. La violencia es algo que siempre está presente en nuestra sociedad. Por ejemplo, cómo un chico de 15 años puede recibir el mensaje de que la violación en grupo es una cosa de moda y que no pasa nada por hacerlo. Qué mensaje tienen cuando lo que está de moda en una despedida de soltero es irse a un puticlub y tener relaciones con una prostituta. Nadie les contrarresta ese mensaje, solo un mensaje de la sociedad que es el feminismo que dice que eso es maltrato, desigualdad y degeneración social. El poder judicial no lanza mensajes claros, la sociedad tampoco, el mundo educativo tampoco se aclara. Pero no creo que la juventud sea más violenta, lo que sí es que está sometida a influencias que le hacen no percibir sus actos como violentos.
P: ¿Va a secundar Ventana Abierta las movilizaciones previstas para el martes 15 de enero a pesar de que la derogación de la ley ya se ha dejado aparcada?
R: Por supuesto y con más razón. Estaremos en Sevilla frente al Palacio de San Telmo y después iremos a Córdoba porque hay movilizaciones previstas en todas las provincias y también en otras ciudades que se han sumado. Vamos a decir que en igualdad ni un paso atrás y que con los derechos de las mujeres no se negocia.
No hay comentarios