Encara su papel de pregonero de la Virgen de Luna de la misma forma, aunque vaya a serlo unos meses después. Siempre tuvo presente que la situación sanitaria marcaría esa fecha y así fue. Juan Bautista Escribano Cabrera no pudo entonar su pregón en el mes de febrero, el día antes de que la patrona regresase a Pozoblanco, pero lo hará el sábado 15 de mayo (21:00 horas), una semana antes de que la Virgen de Luna vuelva a su santuario. Han cambiado cosas en ese intervalo de tiempo, pero el pregonero sigue afrontando la misión encomendada sin más presiones que las que uno se impone por querer hacer las cosas bien, sin afán de protagonismo, sin más anhelos que conectar con el otro, mirando al futuro y apelando a las generaciones que lo tienen que construir, aunando los aspectos vivenciales con los culturales, apoyándose en ilustres pozoalbenses como Hilario Ángel Calero y aprendiendo de los que le precedieron. Eso se deduce de sus palabras, lo cuenta tan bien como escribe, aunque esta vez le escribirá a quien no le ha dedicado muchas líneas por guardárselas para sí por el contenido personal que esas palabras cargarían.
Pregunta: La pandemia obligó a suspender el pregón, ¿qué ha supuesto tenerlo durante tanto tiempo en barbecho?
Respuesta: Supongo que, como de casi todas las actividades que han de posponerse forzosamente, se derivan detalles negativos: quedar fuera del momento para el que fue preparado; el bajón propio después de tenerlo todo a punto; partes del pregón que pierden un poco su esencia,… y otros, sin duda, positivos, el más importante, que la situación de la pandemia ha mejorado mucho con respecto a febrero, que era desastrosa y esto nos sube la moral, aunque aún no podamos hablar de normalidad. Por otra parte, permite asentar mucho más el contenido del pregón y la revisión del mismo: No puedo quejarme de falta de tiempo para prepararlo, es broma. Cuando algo no depende de nosotros, lo mejor es tener cintura y un plan B. Son cosas que, con los años, se van viendo muy claras.
P: ¿Ha cambiado esa suspensión algo de sus intenciones iniciales?
R: Entre febrero y mayo, en mi vida se ha producido un cambio muy relevante, ahora soy abuelo y este es un hecho que ha llenado de alegría a nuestra familia. Mi nieta es un gran estímulo para pregonar a la Virgen de Luna. Como hemos comentado alguna vez, para mí, lo difícil es decir sí y, una vez aceptado, decidir por dónde ha de caminar el pregón. Tomadas estas decisiones se trata de pensar, preguntar, reflexionar, escribir, corregir, pulir,… y prepararlo para ser proclamado. Algún retoque, aclaración y alguna pequeña novedad existen, en relación al de febrero pero, básicamente, el contenido, las personas que me han inspirado, lo que, a lo largo de los años, ha dejado su huella en mí, en relación con la Virgen de Luna, eso no cambia ni se puede improvisar. Sea cual sea la fecha, siempre serán los mismos.
P: ¿Ha tenido siempre claro el hacer el pregón este año mejor que dejarlo para un próximo año? Es un gesto que habla también de su generosidad.
Lo cierto es que, aunque la cofradía ha tenido la deferencia de consultarme y de informarme acerca de las decisiones que, a consecuencia de la Covid, han debido de tomarse en relación al pregón, en el terreno del reajuste de fechas siempre he estado a lo que ellos decidieran. Es cierto que, entre otras, se planteó la posibilidad de aplazarlo para el próximo, pero ello –según me contaba Rafael Sánchez- implicaba dejar este año con muy poco contenido. Realizar el pregón, cambiándolo de fecha, significa mantener unos mínimos de las actividades en torno a nuestra patrona, que nos ayudan a todos a tenerla más presente, en este tiempo tan complicado. Así me lo explicaron y yo lo entiendo y lo comparto con la cofradía. Mi abuelo, solía decir que él (y nosotros) íbamos a pasar, pero que tras nuestro paso, la Virgen de Luna seguiría en su ermita y en Pozoblanco. Esto es lo importante, yo soy una persona insignificante, a la que ha correspondido el privilegio de realizar un breve relevo. Una romería es un viaje, una peregrinación, un camino, en ese sentido, la de nuestra Virgen de Luna es algo que supera y va más allá de dos domingos concretos del año: las fechas y las formas no las elijo yo. Mi parte y mi obligación son otras: dar vida, lo mejor que sepa y pueda, al pregón que me han encomendado.
P: Hablemos ya del pregón en sí y de esa misión que le encomienda la Cofradía, ¿pesa la responsabilidad de ser pregonero de la Virgen de Luna?
R: En cierto modo sí, pero no como un agobio o una cosa que me quite el sueño, digámoslo así. Evidentemente está la responsabilidad de querer hacerlo bien, todas las cosas que me proponen trato de hacerlas lo mejor que sé. Por esa parte, pues sí, tengo una responsabilidad.
P: ¿Cómo fue la llamada donde se le propuso ser pregonero?
R: Pasó una cosa bastante curiosa. Este verano mi mujer y yo salíamos a andar muy temprano y un día de vuelta, en un camino próximo a la Virgen de Luna en medio de la dehesa, recibí la llamada de Juan García. Cuando me dijo lo que quería me quedé perplejo, era lo último que me podía esperar. La primera frase que dije fue que “este traje me viene muy grande”. El Capitán me dijo entonces que no le diera la respuesta, que me lo pensara, eso fue un 15 de julio. Ahí quedó la cosa y aquí estamos.
P: En ese proceso hasta que se acepta la propuesta, ¿se preguntó muchas veces eso de por qué yo?
R: ¿Sabes lo que pasa? Por mi forma de ser y la educación que he recibido de mis padres, cuando me proponen algo que está dentro de mis posibilidades nunca digo que no. Desde el primer momento sabía que no iba a decir que no, pero no quería decir que sí. Yo pensaba, a ver si esta gente recapacita y se dan cuenta de que se han equivocado de persona, no voy a decirles que no porque es mi pueblo, una petición la cofradía de la Virgen de Luna, algo tan nuestro, pero si ellos recapacitaran… Ciertamente creo que cuando a una persona la llaman para ser pregonero se supone que es porque le ven unos méritos, unas cualidades, unas virtudes o gracias que yo no me las veo, por eso estoy tan sorprendido, lo estaba y lo estoy. Hablé con Rafael Sánchez Luna, una persona con la que tengo mucha confianza, porque estaba perdido y le hice una pregunta clave y rotunda, ¿qué es lo que se espera de un pregonero? Además de reírse, me dijo básicamente que se espera que con sencillez exponga sus vivencias de la Virgen de Luna. Aquello me ayudó mucho, yo sé que no soy la persona idónea, pero lo que tengo lo voy a dar.
P: A raíz de la pregunta y respuesta que cuenta que obtuvo en esa conversación, ¿va a ser un pregón más de vivencias o de mensaje?
R: Entiendo que el pregón va a ser una cosa íntima, pero también quiero, ojalá lo consiga, que sea universal. Ojalá consiga conectar con la gente, sobre todo con los paisanos y paisanas. El pregón es una historia de historias, mi forma de ser, en la que se va a hablando de mi vida, mi intimidad, mis padres, pero con esas dos ideas, una cosa vivencial, pero también de contar hechos e historias.
P: Esos aspectos vivenciales me supongo que estarán relacionados con la familia, una de las cosas en común que tienen los pregoneros por la influencia familiar en la forma de vivir esta tradición.
R: Juan García también me dijo en aquella primera llamada que mi padre es una persona muy ligada a la Virgen de Luna y a la cofradía, fue como diciendo que se merece estar un poco presente en esto y aquello me creó un compromiso. Ciertamente, la Virgen de Luna no la puedo entender desligada de mi familia, de mis padres, que tienen un cortijo pared con pared con el santuario. Nosotros hemos vivido la romería de una forma muy particular, ser una familia numerosa también ha influido, siempre ha sido una tribu, lo ha sido y lo sigue siendo. Es una visión bastante especial de la que hablaré en el pregón.
P: ¿Esas vivencias se mantienen o cambian mucho a lo largo de los años? ¿Esa manera de transmitir esta tradición?
R: Lo desarrollo también el pregón, cómo evoluciona ese sentimiento porque las personas crecemos y es algo natural que lo que aprendes de una manera lo vivencias de otra, la vida te va dando más cosas, lo aprendido se enriquece, empobrece, tiene otros matices. No puedo decir que lo veo todo exactamente igual que cuando mis padres me llevaban al santuario, pero está claro que eso te influye en la forma de vivirlo. No hay duda ninguna.
P: Usted es maestro, aunque jubilado. Le pregunto, ¿hay que enseñar la Virgen de Luna?
R: Yo creo que sí, que habría que enseñarla. Pozoblanco es un pueblo que está cambiando mucho y como le está pasando a la mayoría de los pueblos estamos desarraigándonos, cada día somos menos nosotros mismos. Por otra parte, Pozoblanco está acogiendo a muchas poblaciones que no son de aquí, a muchos pozoalbenses de adopción a los que también les dedico mi pregón porque son tan pozoalbenses como yo. Pozoblanco no es el que era cuando yo tenía 7 años, creo que es más necesario que nunca enseñar la Virgen de Luna. Hay que enseñarlo con mucha ilusión, el hornazo, la soga de la campana, es que es una tradición nuestra, es nuestra cultura y es muy importante enseñarla. La cofradía tuvo la iniciativa cuando sacó el libro en cómic no sé si ahora sería el momento de revisarlo y hacer un juego que hace ahora la gente joven. Haría falta que nuestros niños de ahora sepan esa historia, conozcan la historia de la aparición, se hagan preguntas como nosotros nos las hicimos. De lo contrario, crecerían sin ser tarugos y eso es un poco triste porque debería ser al revés, tendríamos que estar orgullosos de lo que tenemos y a nuestros hijos y los que vienen de fuera enseñárselo. En ese sentido, los mayores tendríamos que hacer una reflexión porque parece que nos creamos un poco hartazgo, pero nos engañamos, no es verdad, los niños de ahora necesitan más que nunca que se les cuente la historia de la Virgen de Luna, que se vivencie con ellos, que se vaya al arroyo Hondo a esperar con el hornazo. Es importantísimo.
P: Hablamos de algo que trasciende lo religioso, que se mezcla con lo cultural, la tradición y la historia.
R: Evidentemente, la religión es un sentimiento o una vivencia mucho más fuerte que uno desarrolla en su comunidad, en su grupo. La cultura es una cosa totalmente diferente, aunque a veces caminan de la mano y tienen aspectos en los que coinciden. En esta fiesta de la Virgen de Luna se mezclan de una manera que es muy difícil, al menos para mí, ver la diferencia porque se mezcla la educación de tus padres, lo que sentiste en esa vivencia. Cuando leemos los versos de Hilario Ángel Calero que dicen: “Con tu nombre mi madre mecía mi cuna y me dormía soñando la Virgen de Luna”, esa vivencia de Hilario Ángel Calero para mí es una cosa que armoniza lo que estamos hablando. Es muy complicado, va más allá. A día de hoy hay muchas personas que lo viven de forma cultural, otra gente por el aspecto religioso y hay quienes lo mezclan.
P: Me decía como maestro que es necesario enseñar la Virgen de Luna, ¿y como padre?
R: Como padre también, mis hijos han recibido esta historia como yo la recibí. Ciertamente lo he intentado hacer igual, pero eso es imposible porque los hijos no son iguales, entre ellos hay una diferencia de casi siete años y entre esas generaciones hay una gran distancia por lo que haciendo lo mismo, no ha sido igual. Pero como creo que es muy importante lo he intentado transmitir, los he llevado a la romería, nosotros tenemos una visión de la romería muy particular, muy especial, un poco diferente por el mero hecho de ser vecinos, y he querido que mis hijos se empapen de esto. La tradición, la cultura no se puede vivir con fanatismo, pero tampoco se puede menospreciar. Son momentos en los que es difícil separar las cosas.
Te cuento otro ejemplo que me ocurre cuando veo salir a Jesús Nazareno de su iglesia. He ido muchos años a ver esa salida cuando mi hermana Claudia vivía y tenía a su hijo pequeño, yo lo tenía cogido en brazos, para mí esa era una emoción que no puedo explicar porque sentía en ese momento, en esa plaza de Jesús, un encuentro. Cuando mi abuelo me apuntó a esa Cofradía, ese paso que vi cuando tenía pocos años, mi padre que salí con él que fue Hermano Mayor, ahora que veía con mi sobrino que venía de África. Es una cosa tan compleja y a la vez tan bonita, esto es la tradición, el sentir que estamos aquí todos. Es algo así.
P: Ha dicho antes, quien no conozca la historia de la Virgen de Luna crecerá sin ser tarugo.
R: Hoy ya somos todos hijos de Internet y las culturas están cada vez más empobrecidas en ese sentido, pero sí es verdad que tiene una merma, le estamos negando algo que es estupendo. El legado que nosotros hemos tenido de nuestros abuelos, de nuestros padres, ese sentimiento del que te hablaba antes, es una pena que nosotros no se lo demos a nuestros hijos. Además, con lo fuerte que ha sido para nosotros, hay que intentar transmitirlo, es algo importante. Hace muchos años cuando estuve en los equipos de orientación educativa estudiamos a un profesor que era israelí que estudiaba la gente joven que procedía de países africanos que habían sido colonias francesas y ahora ellos residían en Francia. Hablaba un poco de que esa gente había crecido sin cultura, había crecido en un barrio donde la cultura de sus padres no existía allí y al mismo tiempo ellos no se sentían franceses, por lo que habían crecido sin cultura. Aunque eso sea un poco extremo, es lo que siento muchas veces, porque la gente joven está creciendo así de alguna manera. ¿Quiénes son?
P: Usted escribe mucho y muy bien, ¿le ha escrito mucho a la Virgen de Luna a lo largo de su vida?
R: He escrito alguna cosa suelta, los dos últimos años escribí artículos para la revista de la Cofradía que son una evocación del sentimiento que está recogido en el pregón que voy a hacer. Expresa lo que yo siento, pero no he escrito mucho más de la Virgen de Luna. Es un sentimiento que me guardo para mí y para la familia, quizás es la primera vez que voy a exteriorizar algo que es bastante íntimo.
P: ¿Asusta plasmar un sentimiento tan íntimo?
R: Sí, a mí me asusta, me da un poco vértigo. Cuando asumí que la Cofradía no se iba a arrepentir de habérmelo propuesto y que yo no iba a decir que no empecé a pensar en el pregón y pensé que podría hacer un pregón de corte más histórico, haberme documentado, pero no me salía hacer ese pregón, me salió la cosa en este sentido. Está claro que, si vas a hablar de tus cosas no puedes decir tonterías, tienes que hablar de cosas que te parecen relevantes en tu vida. Tampoco quieres engañar, cuando queremos ser sinceros hay algunas cosas que no cuentas, pero lo que cuente será rigurosamente verdadero. Me da un poco de pudor, mucho pudor, por muchos motivos, porque estoy hablando de cosas familiares y personales, pero entiendo que no puede ser de otra manera.
P: Muchos pregoneros cuentan que tienen miedo a no ser ellos mismos cuando llegue ese día, que no se reconozcan. ¿Ha pasado usted también por esos miedos?
R: He pasado por ese proceso, lo entiendo. Viendo a otros pregoneros yo no tengo ese arte, no soy así. El texto que cuento es yo desde el principio hasta el final, aunque tuviera un mal día o me ponga algo más enardecido o algo más poeta seguiré siendo yo porque es que el texto soy yo. Espero que la gente me reconozca, por eso te decía lo de intimidad y universalidad, es lo que pretendo decir, este soy yo, pero espero que me des la mano y digamos venga que sentimos lo mismo
P: Volviendo a ese pregón ha mencionado a Hilario Ángel Calero, ¿habrá poesía en su pregón?
R: Tiene algo de poesía y hablaré de Hilario Ángel Calero porque para mí es una persona que en lo que ha escrito de la Virgen de Luna lo expresa como nadie. Escribo poesía, no la publico, pero creo que era el momento.
P: Imagino que la música también estará presente
R: Sí, claro. Al final le hemos dado un giro, me ha ayudado mucho José Luis Ballesteros. Al final había una cosa musical que habrá que hacerla de otra manera, pero sí, está muy presente.
P: Ahora ya sí está a horas de realizar ese pregón, ¿cómo se encuentra?
R: Controlo la situación, pero estoy nervioso y me preocupa bastante el conectar con las personas que me van a escuchar. Como todo el mundo sabe, yo soy maestro de escuela y más allá de mi clase, no estoy muy acostumbrado a hablar en público. El teatro El Silo impresiona, pero… Por otra parte, me encuentro muy ilusionado, soy consciente, así lo he querido, de que mi pregón es sencillo, con historias de personas cercanas a mí que ojalá interesen. Deseo que los asistentes sean partícipes y, de alguna manera, se encuentren inmersos en ellas. También, estos días, cuando ves ensamblarse todas las piezas (hablo de las personas que han colaborado conmigo, yo solo no hubiera podido llevar adelante muchos detalles y sorpresas que guarda el pregón) te das cuenta de que el conjunto, una suma de voluntades, puede quedar muy bonito y atractivo. Desde luego con ese cariño se ha preparado. En resumen, estoy bien, deseando que llegue el momento para disfrutarlo con la familia, amigos y paisanos que decidan acompañarme.
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