Una tradición que sigue viva y que engrandece a Añora

A lo largo de la calle Amargura de Añora se puede leer palabras como alegría, historia, admiración, nostalgia, sacrificio o herencia, entre otras. Enlazadas podrían explicar de manera muy sencilla a las personas que durante estos días acuden a Añora lo que significa la Fiesta de la Cruz. Para entender la otra parte, hay que visitar cada una de las cruces que han elaborado las cruceras bajo, precisamente, las anteriores premisas: la alegría de seguir dando forma a la historia, la admiración ante una tradición heredada y el sacrificio de meses de trabajo que en estos días encuentra sentido.

Aunque parezca que ya está todo visto, nada más lejos de la realidad, siempre hay algo que sorprende a través de los materiales utilizados, la disposición de la ornamentación, la apuesta del color de otras y la sobriedad de algunas. La ruta se realiza de manera sencilla gracias al mapa editado por el Ayuntamiento de Añora y muy pocos dejan pasar la ocasión para inmortalizar el momento, bien captando algún detalle, bien con la foto grupal frente a la cruz o bien con los tan utilizados ‘selfies’.

Es un paseo por las calles de Añora que merece la pena, donde desde por la mañana el ajetreo se deja notar, los nervios están a flor del piel porque queda establecer cada elemento en su lugar. Alrededor de cada cruz, tanto exteriores como interiores, están las manos «culpables» de toda esa oda a la belleza, a la originalidad y a la tradición. Pero ese paseo también ofrece otras opciones como exposiciones de pintura o fotografía, así como acercarse a algunos de los rincones más emblemáticos de una localidad que luce mejor que nunca bajo la Fiesta De la Cruz.

Después llegará el momento del veredicto, pero de momento las creaciones a contemplar son dignas de resaltar, cada una de ellas, porque nacen de un herencia compartida y colectiva que muchas mujeres se empeñan en mantener viva.