«Os puedo asegurar que la vida en silla de ruedas es muy jodida, nunca la probéis». «Cada accidente se te queda grabado». «Todo empezó por una llamada… Nuestro hijo había muerto en un accidente… Grité, grité su nombre, es el grito que queda sin contestación. Es tan brutal, tan inesperado. Duele el dolor… Todo entra en la desesperación de lo imposible». Estas frases son algunas de las que 400 alumnos de colegios e institutos de Pozoblanco y El Viso han escuchado esta mañana en un «Road Show» que tiene el objetivo de sensibilizar a los jóvenes sobre la responsabilidad que implica la conducción y su incompatibilidad con el consumo de alcohol y drogas.
El espectáculo comienza como una noche de fiesta cualquiera, con un dj y con música que hace bailar a los jóvenes, que se meten en la dinámica al instante atraídos por el componente musical. Sin embargo, y después de poder verse reflejados en una joven que consume alcohol y decide coger el coche, el silencio se adueña de la sala. Sobre el escenarios se relatan los testimonios de un policía, un bombero, una profesional sanitaria del 061, una médica rehabilitadora y una víctima de un accidente de tráfico que le llevó a una silla de ruedas. Todos ellos relatan historias y vidas rotas por accidentes de tráfico que implican a gente joven, como el público.
Los profesionales relatan circunstancias de su día a día, los protocolos que se siguen pero, sobre todo, cuentan la experiencia humana que hay detrás de esas vidas. Llamadas a familiares, intentos de rescate, olor a sangre, silencios imposibles de llenar… El ajetreo inicial queda aplacado con cada una de esas historias que esconden un grito a la reflexión, a la responsabilidad y a la concienciación. El objetivo es ese, basta con que uno de los jóvenes que hoy han estado en «El Silo» asimile el duro mensaje.
El «Road Show» no aborda tan sólo la nefasta mezcla alcohol-conducción, sino también los peligros que implica perder de vista esa responsabilidad que conlleva el viajar en moto sin casco o hacerlo en coche sin cinturón. Lo hace a través de desgarradores testimonios que finalizan con una única idea, impedir que haya más víctimas en la carretera y que los jóvenes sigan siendo protagonistas de estas tristes historias.
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