«Estoy muy contenta de venir a Pozoblanco y actuar en este Teatro tan grande, que nos sobra casi todo». Esas fueron las primeras palabras que dirigió Zahara a los escasos setenta espectadores que el viernes por la noche acudieron al concierto de la joven artista. Complicado para cualquier artista ver más de setecientas butacas vacías, reponerse y ofrecer un concierto que satisfaga a los más incondicionales. Pero tocaba hacerlo.
Zahara se presentó con «Interior Noche», un grito al desamor, al dolor de las rupturas, para luego recibir el acompañamiento de su banda y tocar «La Gracia». Empezó el viaje por el último trabajo de la artista y que da nombre a la gira, Santa, sin olvidar entremezclar y traer al escenario viejas composiciones y creaciones. «Oh Salvaje», «El Universo», «El Leñador» o «El frío» permitieron avanzar en una noche que iba dejando las bajas temperaturas del inicio atrás. Pocos, pero bien avenidos.
El primer bloque del concierto finalizó con «El deshielo» y con Zahara reivindicando su forma de entender este mundo, combinando la fuerza de la puesta en escena con la calidez de voz y la profundidad de algunas letras. «Caída Libre» y el recuerdo de una noche donde la amistad salva momentos y «casi vidas» sirvió para regresar y «Tu me llevas» cerró con el público bailando con una Zahara que se entremezcló con sus incondicionales en la improvisada pista de baile.
Punto y seguido
El concierto de Zahara sirvió para poner el punto y seguido a la programación cultural del Teatro «El Silo» en estos meses de primavera. Si bien es cierto que aún resta el que ofrecerá la Coral Marcos Redondo y el que servirá para la presentación del FolkPozoblanco, lo cierto es que las grandes apuestas de la concejalía para este ciclo ya son historia.
Haciendo un repaso de lo que ha sido la programación a nivel musical queda, quizás, el amargo sabor de boca de cerrar con un concierto que no llegó ni al centenar de espectadores. Fue la cruz de una programación que también ha tenido caras, como el ensayo que realizó Amaral con la repercusión a nivel nacional que da un plus a su contratación. Importante también el respaldo de Pasión Vega, que se convirtió en una apuesta casi segura en la segunda vez que pisó las tablas del teatro pozoalbense. Dejó momentos mágicos, al igual que hizo Ismael Serrano que sin artificios ofreció uno de los conciertos más especiales de los que han pasado por «El Silo» porque Serrano no sólo canta, se compromete.
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